La tradición de los fuegos artificiales durante las festividades de Navidad y Año Nuevo en Ecuador tiene un impacto devastador en la vida silvestre, especialmente en las aves, que son unas de las especies más afectadas por esta práctica. Más allá de los daños visibles, existen secuelas invisibles que ponen en riesgo la supervivencia de estas poblaciones.
Según expertos, el uso indiscriminado de pirotecnia genera un estrés extremo en las aves, que se ven obligadas a huir despavoridas de sus hábitats naturales. Este fenómeno, conocido como "contaminación acústica", provoca que las aves se desorientan y pierdan la capacidad de alimentarse, anidar y cuidar de sus crías adecuadamente.
"La pirotecnia genera un impacto tremendo en las aves. Ellas son seres extremadamente sensibles al ruido y a los destellos luminosos. Cuando se ven sometidas a este tipo de estímulos, entran en un estado de pánico que les impide realizar sus actividades vitales", explica Lucía Guzmán, bióloga especializada en conservación de la vida silvestre.
Además del estrés, los expertos advierten que la pirotecnia también puede causar lesiones físicas graves en las aves, como la perforación de sus delicados tímpanos o quemaduras en sus plumas y piel. Estas heridas, si no son atendidas a tiempo, pueden derivar en infecciones y, finalmente, en la muerte del animal.
"Lamentablemente, muchas de estas aves heridas no logran ser rescatadas a tiempo. Terminan muriendo en sus nidos o en los parques, sin que nadie se percate de su sufrimiento. Es una tragedia silenciosa que afecta a miles de individuos cada año", lamenta Guzmán.
Ante esta problemática, diversas organizaciones ambientalistas han emprendido campañas para concientizar a la población sobre los efectos nocivos de la pirotecnia en la fauna. Asimismo, han presionado a las autoridades para que regulen y restrinjan el uso de estos artefactos, especialmente en zonas aledañas a reservas naturales y áreas protegidas.
"Necesitamos un cambio cultural profundo. La gente debe comprender que los fuegos artificiales, si bien son una tradición, generan un daño irreparable a nuestro ecosistema. Debemos encontrar formas de celebrar nuestras festividades que no pongan en riesgo la vida de los animales", concluye Guzmán.












