Dos trabajadores mineros perdieron la vida tras una explosión de dinamita registrada en el centro minero San Ramón, en el Cerro Rico de Potosí, Bolivia. Con estos decesos, la cifra de fallecidos en actividades mineras en el departamento potosino asciende a 118 en lo que va del año, según el reporte oficial.
El director departamental de la Policía en Potosí, José Millán, explicó que el accidente ocurrió durante labores de perforación y detonación. "Los trabajadores acordaron salir del interior del ingenio minero; sin embargo, dos de ellos no lograron evacuar y fueron alcanzados por la onda expansiva del artefacto", precisó.
De acuerdo con el informe policial, los cuerpos fueron hallados 24 horas después del siniestro al interior de la mina y rescatados por efectivos de Bomberos y la Policía. La autopsia determinó como causas de muerte trauma cervical cerrado y politraumatismo, compatibles con un accidente laboral por explosión.
Tras el hecho, la Policía inició las actuaciones correspondientes y puso el caso en conocimiento de las instancias competentes. Millán exhortó al sector minero en especial al aurífero a reforzar de manera urgente los protocolos de seguridad y los mecanismos de protección para quienes realizan trabajos de alto riesgo en el interior de las minas, con el fin de prevenir nuevas tragedias.
Esta no es la primera vez que ocurren accidentes fatales en las minas bolivianas. Según datos oficiales, en lo que va del año se han registrado 118 fallecidos en actividades mineras en el departamento de Potosí, una de las zonas más ricas en recursos minerales del país. Lamentablemente, la seguridad de los trabajadores sigue siendo un desafío pendiente en el sector.
Las autoridades han hecho un llamado urgente a reforzar los protocolos de seguridad y a implementar mejores mecanismos de protección para los mineros que realizan trabajos de alto riesgo. Es fundamental que se tomen medidas concretas para evitar que más vidas se pierdan en estos trágicos accidentes laborales.
Bolivia, conocida por su riqueza mineral, enfrenta el constante desafío de garantizar la seguridad de sus trabajadores mineros. Estos últimos decesos son un recordatorio doloroso de la necesidad imperiosa de priorizar la protección de quienes arriesgan sus vidas para extraer los recursos que sostienen la economía del país.










