La llegada de Gustavo Petro a la presidencia de Colombia ha marcado un giro en las tradicionalmente estrechas relaciones entre Bogotá y Washington. El mandatario izquierdista ha adoptado una postura más confrontativa y crítica hacia Estados Unidos, lo que ha generado tensiones y puesto en peligro el vínculo histórico entre ambos países.
Desde su toma de posesión en agosto de 2022, Petro ha realizado una serie de pronunciamientos polémicos que han sacudido la agenda bilateral. Uno de los episodios más tensos fue su cuestionamiento del papel de la DEA (Administración para el Control de Drogas) en Colombia, al afirmar que esta agencia estadounidense había "fracasado" en la lucha contra el narcotráfico.
Estas declaraciones generaron malestar en Washington, que considera a la DEA un socio clave en la guerra contra las drogas. Además, Petro ha sido crítico con el Plan Colombia, el programa de ayuda militar y antinarcóticos impulsado por Estados Unidos desde la década de los 90, calificándolo como un "fracaso".
Por otro lado, el mandatario colombiano ha buscado establecer nuevos vínculos con países como Venezuela, Nicaragua y Cuba, lo que ha sido visto con recelo por la administración Biden. Petro también ha cuestionado el papel de Estados Unidos en la crisis migratoria en la frontera entre Colombia y Venezuela, acusando a Washington de no hacer lo suficiente para abordar este problema.
A pesar de estas tensiones, Petro ha manifestado su interés en mantener una relación constructiva con Estados Unidos. En una visita a Washington en octubre de 2022, el presidente colombiano se reunió con altos funcionarios de la Casa Blanca, entre ellos el asesor de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, para abordar temas como la lucha contra el narcotráfico, la migración y la cooperación económica.
Sin embargo, expertos en relaciones internacionales advierten que la agenda de Petro, marcada por un giro a la izquierda y un mayor distanciamiento de Estados Unidos, podría generar roces y complicar la tradicional cooperación entre ambos países. Será fundamental que Bogotá y Washington logren encontrar puntos de entendimiento y acercar posturas para mantener una relación fluida y estable en los próximos años.
