Estados Unidos inició el domingo la persecución en aguas del Caribe de otro petrolero presuntamente sancionado, dijo a la AFP un alto funcionario, cuando Washington aumenta la presión contra tanqueros de crudo relacionados con Venezuela.
Este es el tercer barco que las autoridades estadounidenses persiguen en la región en las últimas semanas, en medio de los esfuerzos de la administración Biden por asfixiar financieramente al gobierno de Nicolás Maduro.
El pasado 12 de marzo, Estados Unidos sancionó a la empresa naviera venezolana Delphin Shipping, propietaria de dos buques que transportaban crudo desde Venezuela hacia Cuba. Poco después, la Guardia Costera de Estados Unidos interceptó uno de esos barcos, el Petunia, cerca de las Islas Vírgenes.
Luego, el 25 de marzo, las autoridades estadounidenses detuvieron en aguas internacionales al petrolero Maximo Gorki, que también transportaba crudo venezolano.
Ahora, según el alto funcionario citado por la AFP, las autoridades estadounidenses han iniciado una nueva persecución en el Caribe, esta vez de un tercer barco con carga procedente de Venezuela.
"Estamos monitoreando de cerca la situación y tomaremos las medidas apropiadas", dijo el funcionario, que pidió mantener el anonimato.
La Casa Blanca y el Departamento del Tesoro no han confirmado públicamente esta nueva acción. Sin embargo, el gobierno de Biden ha intensificado sus esfuerzos por interrumpir el flujo de ingresos que recibe el gobierno de Maduro por la venta de crudo.
Estas acciones se enmarcan en la política de "máxima presión" que Washington mantiene contra el régimen venezolano, al que acusa de corrupción y de socavar la democracia en el país.
Desde 2019, Estados Unidos ha impuesto sanciones a decenas de empresas y funcionarios venezolanos vinculados al sector petrolero, principal fuente de ingresos del gobierno de Maduro.











