La morosidad de las familias argentinas sigue creciendo a un ritmo alarmante, alcanzando un nuevo récord histórico en octubre. Según datos del Banco Central (BCRA), el ratio de irregularidad en los créditos solicitados por los hogares llegó al 7,8%, impulsado principalmente por los préstamos personales y las tarjetas de crédito.
Este incremento anual de 5,5 puntos porcentuales en el último año refleja la difícil situación económica que atraviesan los argentinos. La irregularidad no se limita solo a los hogares, sino que también se ha registrado un aumento significativo en la morosidad de las empresas, que pasó del 0,7% al 1,9% en el mismo período.
Al consolidar la deuda de familias y compañías, el ratio de irregularidad del sistema financiero trepó al 4,5% en noviembre, la cifra más alta registrada desde noviembre de 2021. Estos datos, que fueron recopilados antes de que se verificara el alivio en las tasas de interés implementado luego de las elecciones legislativas, evidencian la delicada situación crediticia del país.
"La morosidad de las familias argentinas sigue creciendo a un ritmo alarmante, alcanzando un nuevo récord histórico en octubre", afirmó un economista consultado por la Agencia Noticias Argentinas. "Esta situación refleja la difícil coyuntura económica que atraviesan los hogares, con un impacto directo en su capacidad de pago".
Según el informe del BCRA, los segmentos con mayor deterioro fueron los préstamos personales y las tarjetas de crédito, lo que sugiere que los argentinos están recurriendo a estas fuentes de financiamiento para hacer frente a sus necesidades básicas.
La situación se agrava aún más cuando se considera el aumento de la morosidad en el sector empresarial. "La suba más importante dentro de este rubro se observó en los préstamos prendarios", señaló el economista.
Ante este panorama, el Gobierno deberá tomar medidas urgentes para abordar la crisis crediticia y brindar alivio a las familias y empresas que se encuentran en una situación de vulnerabilidad financiera. La aprobación del Presupuesto 2026 en Diputados y el reordenamiento de partidas anunciado por el Presidente podrían ser un primer paso, pero se requerirán esfuerzos adicionales para revertir esta tendencia preocupante.












