A medida que se acerca el final del año, muchos trabajadores en Perú experimentan un fenómeno cada vez más común: el agotamiento de fin de año. Lejos de ser una época de descanso, diciembre se ha convertido en un periodo de intensas exigencias laborales y personales que dejan a los empleados física y emocionalmente exhaustos.
Según especialistas en salud ocupacional, el agotamiento de fin de año es el resultado de la acumulación de diversos factores de riesgo que se intensifican durante el último mes del año. Entre ellos se encuentran el cierre de cuentas, el cumplimiento de metas pendientes, las evaluaciones de desempeño, la sobrecarga de tareas y la presión por "llegar bien" al cierre del año. A esto se suman los compromisos familiares y las preocupaciones económicas, creando una combinación explosiva que pone a prueba el bienestar emocional de los trabajadores.
En un país como Perú, donde una parte importante de la fuerza laboral se encuentra en condiciones de informalidad o contratos temporales, el temor a perder el empleo o no renovar contrato añade una capa adicional de estrés. Muchos trabajadores no logran tomar sus vacaciones completas o las postergan, lo que incrementa el riesgo de fatiga física y mental.
Este cansancio sostenido se manifiesta en diciembre con mayor intensidad, cuando el cuerpo y la mente ya no tienen margen de recuperación. El Ministerio de Salud del Perú (Minsa) ha advertido que el estrés crónico relacionado con el trabajo puede desencadenar ansiedad, trastornos del sueño, irritabilidad y síntomas depresivos.
Además, la difusa frontera entre el trabajo y la vida personal en diciembre, con tareas pendientes llevadas a casa, correos revisados fuera del horario laboral y la sensación de no poder desconectarse, genera una sobrecarga que incrementa el estrés y reduce la capacidad de disfrute.
Ante este panorama, los especialistas en bienestar laboral advierten que es fundamental reconocer a tiempo las señales de agotamiento, como la fatiga crónica, la irritabilidad, la dificultad para concentrarse y la falta de motivación. Aplicar estrategias como priorizar lo realmente importante, evitar extender innecesariamente la jornada laboral, hacer breves descansos durante el día y programar vacaciones o días libres, puede ayudar a reducir el impacto del estrés y terminar el año con mayor equilibrio.
Cerrar el año no debería implicar llegar al límite. Reconocer el desgaste, poner límites y priorizar la salud mental es clave para que los trabajadores peruanos puedan disfrutar de la época navideña y empezar el nuevo año en mejores condiciones.
