El debilitado sistema sanitario de la Franja de Gaza lucha por atender a una población cada vez más necesitada, con el 62% de los medicamentos de atención primaria agotados y una grave escasez de insumos médicos. Según informes del Ministerio de Sanidad palestino, 288.208 pacientes corren el riesgo de sufrir recaídas graves, incluyendo accidentes cerebrovasculares e infartos de miocardio.
La crisis en el sistema de salud de Gaza se ha agravado tras dos años de guerra y un bloqueo total, lo que ha provocado una drástica disminución de su capacidad para prestar servicios de diagnóstico y tratamiento. Esto se traduce en una grave escasez de medicamentos, con el 70% de los fármacos del servicio de oncología no disponibles, y déficits del 59% en pruebas de laboratorio y suministros para bancos de sangre, así como del 38% en servicios de urgencias y cuidados intensivos.
Aún más preocupante es que se han suspendido por completo los servicios de cateterismo cardíaco y cirugía a corazón abierto, ya que el 100% de los medicamentos y consumibles médicos necesarios no están disponibles. Esto podría privar a más de 200.000 pacientes de atención de urgencias.
La situación es tan crítica que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), desde el inicio del conflicto en octubre de 2023 hasta finales de noviembre de 2024, más de 1.000 pacientes fallecieron mientras esperaban ser evacuados fuera de la Franja de Gaza para recibir tratamiento.
"El sistema sanitario de la Franja de Gaza se encuentra en un grave estado de deterioro sin precedentes", señaló un comunicado del Ministerio de Sanidad palestino, quien hizo un llamado urgente a la comunidad internacional para que intervenga y brinde asistencia humanitaria.
Expertos advierten que, de no recibir ayuda urgente, el sistema de salud de Gaza podría colapsar por completo, con consecuencias devastadoras para la población que depende de estos servicios básicos.











