Las elecciones generales del 2026 se perfilan como un escenario de cambios en las listas partidarias, con la incorporación de candidatos "invitados" que buscarán reforzar a los diferentes partidos políticos. A 24 horas del cierre definitivo de las listas, se conocen algunos movimientos, como la salida de Karol Paredes y la entrada de Adriana Tudela en Avanza País.
Esta práctica de incluir a "invitados" en las listas partidarias no es nueva, y se ha convertido en una tradición que refleja la debilidad institucional de los partidos políticos en el Perú. Estos "invitados" llegan a las listas para aportar con su trayectoria, credibilidad o capacidad de movilizar votos, pero su lealtad al partido que los acoge suele ser cuestionable.
Según la experta consultada, los partidos recurren a estos "invitados" por dos razones principales: aportan recursos logísticos o financieros para la campaña, o bien representan a un nicho del electorado que puede seguirlos. Sin embargo, esto genera conflictos internos, ya que los militantes de base ven con recelo cómo estos "ajenos" ocupan espacios que ellos consideran que les corresponden.
Más allá de los debates internos, el principal problema radica en que estos "invitados" suelen defraudar el voto popular una vez elegidos. Casos como el del Partido Morado, donde todos los congresistas (dos invitados y una militante) terminaron renunciando, o el de Perú Libre, que pasó de 37 a 11 escaños, son ejemplos de esta problemática.
La experta consultada advierte que los votantes deben estar atentos a las trayectorias de estos "invitados" y no dejarse deslumbrar por su prestigio, ya que lo importante es que sepan legislar y dar respuestas a los problemas del país. Además, destaca la importancia de prestar especial atención a la conformación del Senado, que tendrá un rol clave en la estabilidad presidencial.
En resumen, las elecciones del 2026 se perfilan como un escenario de cambios en las listas partidarias, con la incorporación de "invitados" que buscarán reforzar a los diferentes partidos. Sin embargo, esta práctica pone en evidencia la debilidad institucional de los partidos y genera desconfianza en el electorado, que deberá estar atento a las trayectorias y capacidades de estos candidatos.











