Cuba enfrenta una grave crisis demográfica, con un aumento significativo de la tasa de mortalidad infantil y un acelerado envejecimiento de la población, según datos oficiales presentados por el gobierno.
La tasa de mortalidad infantil en Cuba cerrará 2025 en 9,7 por cada 1.000 nacidos vivos, un aumento considerable frente al 7,1 registrado el año anterior y el peor resultado en años. Esto representa un quiebre en uno de los indicadores que durante décadas el régimen utilizó como vitrina propagandística de su sistema de salud, según cuestionó el Instituto Cubano por la Libertad de Expresión y Prensa (ICLEP).
El primer ministro Manuel Marrero admitió el empeoramiento de este indicador durante una intervención ante el Parlamento. Asimismo, las autoridades informaron que la mortalidad materna aumentó 4,9% en 2024 respecto al año previo, aunque no ofrecieron datos actualizados.
Este escenario se enmarca en un informe general sobre la situación demográfica y social del país, que también refleja una reducción sostenida de la población total y un acelerado envejecimiento. Según las proyecciones oficiales, la proporción de adultos mayores pasará del 25,7% al 36,4%, mientras que la población en edad laboral se reducirá de 5,9 millones a 4,1 millones de personas.
El economista y demógrafo Juan Carlos Albizu-Campos había calculado que entre 2022 y 2023 la población se redujo en 18%, hasta 8,62 millones de personas, calificando el fenómeno como una "crisis humanitaria".
Cuba cerró 2024 con un récord negativo en el número de nacimientos, con 71.374 bebés, 19.075 menos que en 2023, lo que representa una caída del 21%. Ahora las autoridades reconocen que la población en la isla podría descender a 7,7 millones en 2050.
Expertos advierten que este escenario "compromete aún más el futuro económico y social del país", en medio de una crisis que se agrava con el paso del tiempo.
