En las últimas cinco décadas, el mundo de las noticias y la información ha experimentado una transformación radical, tanto en cantidad como en calidad. Según el análisis del experto Íñigo Lejarza, este proceso ha pasado por tres hitos clave.
El primero fue la aparición de los canales de noticias 24/7, que nos conectaron de forma constante con los acontecimientos globales. Esto generó un cambio cualitativo, al poder presenciar en tiempo real eventos como la Primera Guerra del Golfo en 1991 o los ataques a las Torres Gemelas en 2001.
El segundo hito fue el surgimiento de Internet y la web, que eliminaron las barreras geográficas y horarias para acceder a información de todo el mundo. Esto aceleró la adopción de la tecnología, permitiendo a las personas consumir noticias de una manera más ágil y ubicua.
Finalmente, la llegada de los teléfonos inteligentes marcó el tercer punto de inflexión. Ahora el acceso a las noticias se volvió instantáneo y omnipresente, lo que impulsó una carrera por informar cada vez más rápido, a expensas muchas veces de la calidad y el rigor.
Este embudo histórico y tecnológico ha desembocado en una situación abrumadora, donde nos vemos "pegados a una boca de hidrante 'noticiosa'", sin poder pausar, pensar y discernir adecuadamente. Lejarza advierte que esta realidad nos obliga a apelar a nuestros mecanismos más básicos e intuitivos para intentar hacer frente a una avalancha informativa que no da tregua.
Ante este panorama, el experto plantea que la discusión sobre si hay o no alternativas a esta situación será abordada en una próxima ocasión. Lo cierto es que el mundo noticioso ha sufrido una transformación sin precedentes, que ha impactado profundamente en la forma en que consumimos y procesamos la información.
