La reciente encuesta nacional sobre percepciones de la corrupción en Perú realizada por Ipsos por encargo de Proética, revela niveles alarmantes de tolerancia social hacia este flagelo que afecta directamente a la vida cotidiana del 87% de los ciudadanos.
La investigación ratifica lo que muchos ya saben: la corrupción es percibida como el principal problema que enfrenta el país, junto a la inseguridad ciudadana. Sin embargo, lo más preocupante es que, si bien el 64% de los peruanos considera corruptos a sus compatriotas, solo el 3% se autodefine como tal, lo que evidencia una "externalización de la responsabilidad" y una peligrosa normalización de estas prácticas.
Incluso, el 62% de la población considera aceptable "pedir favores a un conocido en el Estado" para obtener beneficios, lo que revela una confusión ética en el comportamiento ciudadano. Por el contrario, el 58% sí considera inaceptable dar una "propina" a un policía para evitar una multa.
Según el estudio, el 31% de los peruanos ha dado o conoce a alguien que haya entregado una coima, soborno o "mordida" en los últimos 12 meses. Esto se debe, en parte, a la inoperancia estatal, ya que el 45% cree firmemente que "sin pagar una coima, las cosas no funcionan".
Para el experto, el problema de la corrupción no es solo del gobierno o del Estado, sino de la sociedad en general. "Ni siquiera es del Estado, que es mucho más que el gobierno. Es un problema de la sociedad. En la generalidad de los casos, no hay corrupto público sin corruptor privado", afirma.
Por ello, advierte que mientras más se incremente la tolerancia social a la corrupción, más difícil será combatirla, por lo que se requiere un mayor liderazgo y voluntad política de las altas autoridades, empezando por el presidente de la República, quien debe liderar con el ejemplo.












