La provincia del Azuay se ha convertido en un destino turístico que cautiva a los viajeros con su mezcla única de historia, leyendas y aventura. Desde los vestigios arqueológicos milenarios escondidos en las montañas hasta las leyendas que se susurran al caer la tarde, esta región del sur de Ecuador ofrece una experiencia de viaje que trasciende lo ordinario.
La Prefectura del Azuay ha trazado cinco rutas turísticas para guiar a los visitantes a través de este fascinante territorio. La primera de ellas, la Ruta Milenaria, comienza con una deliciosa bienvenida en el restaurante Warmi Kuna, donde se sirve un agua de pitimás, una infusión con hierbas medicinales y pétalos de flores, que se dice es preparada con agua bendita.
El recorrido continúa con la visita al Museo Interactivo de la Pirotecnia Artesanal, donde los turistas pueden aprender sobre la elaboración de las tradicionales "vacas locas" y disfrutar de una danza al ritmo del curiquingue, el ave mítica andina. Luego, siguiendo el sonido del rondador, pingullo y bombo, se llega a la Cueva Negra de Chobshi, un refugio paleoindio de hace 10.000 años, y la fortaleza de Duma, una estructura cañari que sirvió para defenderse de los incas.
Pero la experiencia no se limita a la historia. La Ruta Navegando en los Andes ofrece la posibilidad de realizar paseos en bote y kayak en el embalse de Mazar, así como recorrer la montaña en cuadrones. Mientras que la Ruta del Cacao invita a visitar una empresa y la Casa de Experiencias Pepa de Oro.
Además, la Ruta Oña - Nabón permite a los visitantes disfrutar del queso fresco, yogur y kéfir de cabra en la finca La Caprina, antes de recorrer las cascadas El Rodeo, donde la caminata y el agua helada parecen rejuvenecer a quien la experimenta.
Sin embargo, quizás lo más fascinante de Azuay sea la leyenda de Carachula, una ciudad encantada que, según se cuenta, se volvió piedra tras un gran suceso. Aquí, el tiempo parece detenerse y el mundo de lo fantástico se mezcla con la realidad, dejando a los visitantes con la sensación de haber atravesado un umbral invisible hacia un territorio donde la historia, la leyenda y la aventura se funden en una experiencia única.
Azuay no se visita, se atraviesa. Cada ruta es una invitación a sentir, creer y dejarse transformar por la riqueza ancestral y la magia de esta provincia del sur de Ecuador.











