En las últimas décadas, España ha experimentado un importante éxodo rural, con grandes ciudades como Madrid y Barcelona viendo crecer su población de manera significativa. Sin embargo, esta tendencia parece estar dando un giro, con cada vez más personas decidiendo dejar atrás la vida en la ciudad para trasladarse al campo en busca de una existencia más tranquila y sostenible.
Según una encuesta de Fotocasa Research, el 71% de los demandantes de vivienda entre 18 y 24 años tiene intención o le gustaría mudarse a una zona rural. Esta tendencia se ve reflejada en historias como la de Marc y Lidia, una pareja que después de 20 años en Barcelona decidió abandonar la ciudad y trasladarse a la Cerdanya, en busca de una vida más pausada y conectada con la naturaleza.
"El estrés, el ruido y la falta de tiempo fueron empujando a la pareja a replantearse su forma de vivir hasta que encontraron la oportunidad de adquirir la masía familiar de un amigo en Montell ", explica el medio catalán RAC1. Allí, Marc y Lidia pusieron en marcha Cal Calsot, una casa rural ecológica concebida no solo como alojamiento, sino como un proyecto vital construido desde cero y alineado con sus valores.
Otro ejemplo es el de Javier y Carmen, quienes hasta la pandemia residían en una urbanización a las afueras de Granada. La pérdida de empleo y el nacimiento de sus hijas gemelas los llevó a replantearse sus prioridades y a buscar un entorno que les permitiera conciliar mejor la vida familiar. "Había que darle un giro a la vida y nos fuimos al campo", resume Javier.
El destino elegido por esta pareja fue Letur, un pequeño municipio de la provincia de Albacete, al que llegaron a mediados de verano impulsados por proyectos de repoblación rural. Allí encontraron no solo un alquiler asequible, sino también un entorno tranquilo y cercano, así como una rápida integración con los vecinos.
Estas historias reflejan una tendencia creciente en España: la búsqueda de una vida más accesible, tranquila y sostenible fuera de las grandes ciudades. El encarecimiento de la vivienda, el impacto de la pandemia y la posibilidad de teletrabajar han reabierto el debate sobre dónde se vive mejor, y cada vez más parejas y jóvenes parecen estar optando por dejar atrás la vida urbana en favor de una existencia más apacible en el campo.
