La decisión de Australia de restringir el acceso a redes sociales a menores de 16 años ha iniciado un cambio de paradigma que se está extendiendo a otros países. Francia ahora se propone seguir el mismo camino, y otros países europeos no tardarán en unirse a esta tendencia.
En una entrevista con EL DÍNAMO, Soledad Garcés, directora de la Fundación para la Convivencia Digital, explica cómo los padres pueden enfrentar el uso de redes sociales por parte de los menores en Chile.
"El foco de esto es cuidar el bienestar emocional y la salud mental. Para esto no hay que sacar la tecnología de la vida de los niños, es que llegue más tarde. Es retrasar el acceso a la tecnología para privilegiar el desarrollo sano primero y que luego tengan la capacidad de discernir qué hacer en el mundo digital", dice Garcés.
La directora enfatiza que la primera acción que deberían tomar los padres es dar el ejemplo, ya que en la actualidad la población adulta tiene "muy malos hábitos" en el uso de la tecnología, lo que termina dando "mal ejemplo" a los menores.
Garcés explica que el uso del celular tiene un "alto nivel de interacción", lo que genera una "sobrecarga cognitiva" en los menores, quienes no tienen la capacidad de gestionar adecuadamente esta situación, especialmente dentro de las redes sociales.
"Empiezan a ver el entorno amenazante, diferente, no como una oportunidad de crecimiento, sino como un enemigo", añade la directora.
Para Soledad Garcés, la decisión australiana sobre las redes sociales en menores se define como "un cambio de cultura", similar al uso del cinturón de seguridad, que comenzó a ser utilizado de manera consciente conforme se legisló al respecto.
"Australia se aventuró en ser el primer país en decir, señores, no, a los niños se les cuida", señala Garcés, quien considera que antes de los 16 años se está desarrollando la identidad de los menores, por lo que es importante protegerlos.
La directora de la Fundación para la Convivencia Digital subraya que no está en contra del uso del celular, pero sí de que los menores tengan acceso irrestricto a internet y redes sociales, ya que esto puede perjudicar su proceso de aprendizaje y desarrollo.
