La República Dominicana ha sido testigo de una serie de escándalos de corrupción que han salpicado a los últimos gobiernos, tanto del expresidente Danilo Medina como del actual mandatario, Luis Abinader. Estos episodios han dejado un amargo sabor en el tejido social y político del país, generando desconfianza y desencanto entre la ciudadanía.
El texto analiza cómo las prácticas "globalistas" han impactado en los liderazgos políticos dominicanos, erosionando la credibilidad de la clase dirigente. Señala que la Justicia puede ser independiente cuando no existe un "discurso político desde el Palacio que auspicie la persecución de los contrarios".
Uno de los casos más emblemáticos es el del exministro Lisandro Macarrulla, cuyo conflicto con la Procuraduría General y la construcción de la cárcel de Las Parras lo llevó a renunciar. Asimismo, se menciona el caso "Calamar", en el que el legislador Sergio (Gory) Moya aparece vinculado a la recolección de fondos y a impuestos ilegales a casas de apuestas.
El texto advierte que los escándalos de corrupción se sucederán uno tras otro, y que el gobierno de Abinader podría terminar "empantanado" en la corrupción, al igual que el de su antecesor Medina. Se hace un llamado al actual presidente a mirar hacia el pasado y aprender de los errores de sus predecesores, como Antonio Guzmán, Salvador Jorge Blanco y Hipólito Mejía, quienes enfrentaron graves crisis y problemas durante sus mandatos.
En resumen, la corrupción parece ser un fantasma recurrente en la política dominicana, socavando la confianza de la ciudadanía y poniendo en riesgo el futuro del país. El texto invita a una reflexión profunda sobre la necesidad de una verdadera transformación en la gobernanza y la rendición de cuentas.










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