Nauru, un pequeño país insular en el Pacífico, fue durante décadas uno de los más ricos del mundo. Sin embargo, hoy enfrenta una profunda crisis económica, ambiental y sanitaria, producto de la explotación insostenible de sus recursos naturales.
Ubicada en Micronesia, la República de Nauru es una isla de apenas 21 kilómetros cuadrados. Durante gran parte del siglo XX, su economía se sustentó casi exclusivamente en la extracción de fósforo, un mineral altamente demandado para la fabricación de fertilizantes agrícolas. La abundancia de este recurso bajo el suelo convirtió a Nauru en uno de los países con mayor ingreso per cápita del mundo.
En esa época dorada, los nauruanos disfrutaron de un nivel de vida poco común para un país insular de su tamaño. Tenían vehículos de lujo, viviendas amplias, viajes frecuentes al exterior y hasta casinos. El Estado obtenía elevados ingresos por la exportación del fósforo y ofrecía a sus ciudadanos un sistema sin impuestos directos.
Sin embargo, la explotación de este recurso se realizó sin planificación sostenible ni controles ambientales suficientes. Con el paso de los años, las reservas se agotaron casi por completo. Al finalizar la extracción del fósforo, la principal fuente de ingresos del país desapareció y la economía colapsó.
Hoy, cerca del 90% del territorio de Nauru presenta un paisaje árido y rocoso, producto de décadas de minería a cielo abierto. Las zonas explotadas quedaron inutilizables para la agricultura o la construcción, limitando severamente el desarrollo interno del país. En la actualidad, Nauru no cuenta con producción agrícola significativa y depende casi en su totalidad de la importación de alimentos y bienes básicos.
Este cambio drástico en los hábitos alimenticios de la población, basado en productos procesados importados, ha derivado en graves problemas de salud pública, especialmente vinculados a enfermedades no transmisibles como obesidad y diabetes.
La falta de recursos naturales explotables y la escasez de tierras productivas han profundizado los desafíos sociales y económicos de Nauru. Mientras su litoral conserva la belleza natural, el interior de la isla refleja las secuelas de un modelo económico dependiente de un solo recurso.
La experiencia de Nauru es citada con frecuencia como un caso de estudio sobre los efectos de la explotación no sostenible de los recursos naturales. De ser uno de los países más ricos del mundo, hoy se ha convertido en uno de los más pobres y vulnerables.
