La victoria de José Antonio Kast en Chile y el ascenso de Javier Milei en Argentina son los últimos hitos de una ola conservadora que avanza imparable por Latinoamérica. Tras años de gobiernos progresistas, la región se tiñe ahora de azul, con líderes que reivindican valores tradicionales y prometen mano dura contra la inseguridad y la inmigración.
Este giro a la derecha tiene múltiples explicaciones. Por un lado, el desencanto de amplios sectores de la población con la incapacidad de los gobiernos de izquierda para generar cambios estructurales y mejorar las condiciones de vida. Por otro, el auge de discursos populistas y nacionalistas que culpan a "los de afuera" de los problemas internos.
Pero también hay un factor geopolítico clave: el apoyo explícito del expresidente estadounidense Donald Trump a estos líderes ultraconservadores, que ven en ellos aliados estratégicos para contener la influencia de la izquierda en el "patio trasero" de Estados Unidos.
Kast, Milei, Bukele o el propio Bolsonaro comparten un discurso centrado en la seguridad, la lucha contra la inmigración y la defensa de valores "tradicionales" como la familia y la religión. Aunque con matices, todos ellos representan una alternativa al establishment político que ha gobernado la región durante décadas.
La pregunta es si esta ola azul logrará consolidarse o si, como en el pasado, asistiremos a un nuevo péndulo que devuelva el poder a la izquierda. Las próximas elecciones en Colombia, Perú y Brasil serán claves para determinar el futuro político de Latinoamérica.












