En enero de 1982, el célebre escritor argentino Jorge Luis Borges se encontraba en Estados Unidos cuando recibió una invitación especial para visitar Venezuela. Manuel Jacobo Cartea, directivo del CONAC durante el gobierno de Luis Herrera, era un gran admirador del autor de "El Aleph" y le ofreció la oportunidad de presenciar una corrida de toros coleados, una práctica tradicional de los llaneros venezolanos.
Borges, quien a pesar de su ceguera era un apasionado de las corridas de toros, aceptó la invitación sin dudarlo. En pocos minutos, su agenda en Caracas se llenó de compromisos: conferencias, visitas oficiales, encuentros con escritores, entrevistas televisivas y una larga caminata desde Sábana Grande hasta el Centro Comercial Chacaíto para firmar ejemplares de sus libros.
Durante su estancia, Borges quedó fascinado por la palabra "llanero" y los paralelismos que encontró entre esta figura y el gaucho argentino y el cowboy estadounidense, "ese tipo de pastor ecuestre, hecho a la intemperie, al rigor y a la soledad". En la librería Lectura, el escritor solicitó más detalles sobre el "ritual" de los toros coleados, una práctica que quería experimentar "sensorialmente".
Finalmente, Borges fue llevado al club de Los Cortijos, donde pudo presenciar a los llaneros en acción, agarrando la cola de los toros mientras galopaban. Cuentan que su rostro reflejaba una profunda emoción, como si fuera "un aeda ancestral presenciando un álgido combate entre dos fornidos guerreros".
La visita de Borges a Venezuela se produjo en un momento histórico, justo antes de que estallara la Guerra de las Malvinas entre Argentina y Reino Unido. El escritor, lejos de indignarse, pronosticó con calma el desenlace del conflicto, sabiendo que esa derrota militar sería el preludio a la recuperación de la democracia en su país.
Borges, un hombre de letras que supo apreciar y disfrutar de las tradiciones populares, dejó una huella imborrable en su paso por Venezuela, donde pudo vivir en carne propia la emoción de los toros coleados, esa "lírica destreza al galope" que tanto lo cautivó.












