El presidente estadounidense Donald Trump anunció que Troy Edgar será el próximo embajador de Estados Unidos en El Salvador. Trump destacó la trayectoria de Edgar en temas de seguridad fronteriza y defensa nacional, afirmando que ha demostrado "un liderazgo excepcional" desde su regreso al Departamento de Seguridad Nacional (DHS) el pasado 20 de enero.
Edgar, quien actualmente se desempeña como subsecretario del DHS, aceptó humildemente la nominación y agradeció al presidente Trump la oportunidad de continuar su servicio público. "El Salvador es un país amigo de Estados Unidos", dijo el nuevo embajador, y agregó que durante su gestión espera "servir al presidente Trump y al secretario de Estado, Marco Rubio, para continuar nuestra diplomacia con el pueblo salvadoreño y así garantizar la prosperidad del pueblo estadounidense y promover nuestros intereses nacionales".
Para Trump, el nombramiento de Edgar como embajador tendrá un papel clave en el fortalecimiento de la cooperación con el gobierno salvadoreño, especialmente en materia de seguridad, como parte de la estrategia de Estados Unidos para el hemisferio occidental. Con esta designación, el mandatario busca avanzar en la consolidación de una región más segura y fortalecer la presencia e influencia de Estados Unidos en América Latina.
La Embajada de Estados Unidos en El Salvador ha sido dirigida de manera interina por la encargada de negocios, Naomi Fellows, desde que el exembajador William Duncan concluyera su misión diplomática el 31 de julio, tras retirarse del Servicio Exterior estadounidense después de 33 años de carrera.
El nombramiento de Troy Edgar como nuevo embajador en El Salvador se produce en un momento en que la relación entre ambos países se ha fortalecido, especialmente en temas de seguridad y lucha contra el crimen organizado. La designación de un funcionario con experiencia en el DHS y en asuntos de defensa nacional refleja la importancia que Estados Unidos le otorga a esta alianza estratégica.
Durante su gestión, se espera que Edgar trabaje de cerca con el gobierno salvadoreño para profundizar la cooperación bilateral, impulsar iniciativas conjuntas en materia de seguridad y promover los intereses de Estados Unidos en la región. Su nombramiento es visto como un paso más en la consolidación de la influencia estadounidense en Centroamérica.












