Un anestesista francés de 53 años, Frédéric Péchier, fue condenado este jueves a cadena perpetua por envenenar a 30 pacientes, de los cuales 12 perdieron la vida, en un presunto intento de desacreditar a sus compañeros de trabajo.
Péchier trabajaba como anestesista en dos clínicas de la ciudad oriental de Besanzón cuando, entre 2008 y 2017, los pacientes sufrieron paros cardíacos y hemorragias en circunstancias sospechosas. La víctima más joven, de cuatro años, sobrevivió a dos paros cardíacos durante una intervención rutinaria de amígdalas en 2016, mientras que la más mayor tenía 89 años. Doce pacientes no pudieron ser reanimados.
Según la fiscalía, el facultativo contaminó bolsas de perfusión con potasio, anestésicos locales, adrenalina e incluso heparina, para provocar un paro cardíaco o hemorragias en pacientes atendidos por colegas. Su objetivo era "afectar psicológicamente" a los profesionales sanitarios con quienes estaba en conflicto y "alimentar su sed de poder".
La justicia francesa siguió la opinión de la fiscalía, que había solicitado la cadena perpetua contra este médico, calificado como "uno de los mayores criminales de la historia" por haber "utilizado la medicina para matar". Además, se le impuso un período de 22 años durante el cual no podrá solicitar la libertad condicional.
Péchier siempre ha clamado su inocencia, afirmando durante su último turno de palabra: "No soy un envenenador". Sin embargo, los contundentes argumentos de la fiscalía y las pruebas presentadas en el juicio llevaron al tribunal a condenarlo a la pena máxima.
Este caso se produce meses después de la condena a 20 años de prisión al excirujano Jo l Le Scouarnec, quien reconoció haber agredido sexualmente o violado a casi 300 pacientes, en su mayoría niños, entre 1989 y 2014. Ambos casos han sacudido los cimientos de la confianza en el sistema de salud francés.
