El gobierno de Estados Unidos ha publicado su Estrategia de Seguridad Nacional 2025, un documento que deja en claro sus ambiciosos planes para mantener y expandir su influencia en América Latina. La nueva estrategia, definida por el presidente Trump, es sumamente agresiva y busca contrarrestar la creciente presencia de potencias como China y Rusia en la región.
El documento plantea un "corolario Trump" a la histórica Doctrina Monroe, afirmando que Washington quiere asegurar que el hemisferio occidental "permanezca razonablemente estable y suficientemente bien gobernado" para proteger sus intereses. Esto se traduce en una serie de acciones concretas:
1. Negar a "competidores no hemisféricos" la capacidad de posicionar fuerzas o controlar activos estratégicos en la región, lo que apunta claramente a limitar la influencia china y rusa.
2. Reclutar a aliados consolidados para controlar la migración, el narcotráfico y fortalecer la seguridad, con el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, como figura clave en esta estrategia.
3. Apoyar y recompensar a gobiernos, partidos y movimientos que se alineen con los principios y estrategia de Estados Unidos, como el reciente apoyo a Javier Milei en Argentina.
4. Reajustar la presencia militar estadounidense en la región, incluyendo un mayor despliegue de la Guardia Costera y la Marina, así como el uso de la fuerza letal contra los cárteles de drogas.
5. Priorizar la "diplomacia comercial" para fortalecer las cadenas de suministro y la influencia económica de Estados Unidos, incluyendo el uso de aranceles y acuerdos comerciales.
Esta estrategia agresiva busca contrarrestar la creciente influencia de potencias rivales en América Latina, pero también representa una clara injerencia en los asuntos internos de los países de la región. Expertos advierten que esto podría generar tensiones y conflictos, y que los países latinoamericanos deberán navegar cuidadosamente entre las presiones de Washington y sus propios intereses nacionales.
