El algarrobo, un árbol imponente y versátil que ha alimentado y curado a comunidades en América Latina durante siglos, está llamando cada vez más la atención de la ciencia. Su fruto, savia, corteza y semillas contienen una gran riqueza de nutrientes y compuestos bioactivos que lo convierten en un recurso natural con un enorme potencial para la industria alimentaria y farmacéutica.
Investigadores en Colombia y Brasil están analizando a fondo cada parte del Hymenaea courbaril, nombre científico del algarrobo, para entender cómo puede aprovecharse de manera sostenible y segura. La pulpa seca y harinosa de sus vainas, por ejemplo, es una fuente excepcional de fibra dietética y moléculas antioxidantes. Además, las semillas contienen gomas naturales que pueden utilizarse como espesantes y estabilizantes en alimentos procesados.
"El objetivo no es exotizar el recurso, sino usarlo bien", explica Luz María Alzate Tamayo, investigadora en ciencia de los alimentos en la Corporación Universitaria Lasallista de Colombia. "Integrar harina de algarrobo en panes, snacks o cereales podría aumentar significativamente el contenido de fibra sin alterar el sabor ni la textura".
Más allá de la alimentación, los estudios también revelan el potencial farmacológico del algarrobo. Extractos de corteza, hojas y semillas han mostrado una notable actividad antimicrobiana y antioxidante en pruebas de laboratorio. Incluso la savia y las decocciones de corteza se han utilizado tradicionalmente como tónicos frente a problemas de salud como tos crónica, fatiga o infecciones.
"No es solo madera y sombra. Hay bioquímica compleja ahí", afirma Alzate Tamayo. "Integrado con criterio en políticas de restauración forestal y cadenas de valor locales, este árbol podría convertirse en un ejemplo práctico de cómo biodiversidad, salud y sostenibilidad pueden avanzar juntas".
Lejos de ser un recurso exótico, el algarrobo representa una oportunidad concreta para diversificar y relocalizar parte del sistema alimentario y farmacéutico, ofreciendo ingresos estables a comunidades rurales y reduciendo la dependencia de aditivos sintéticos importados. Un árbol que trabaja mucho y merece más reconocimiento.












