Hace más de 8.000 años, las comunidades agrícolas de Mesopotamia ya aplicaban conceptos de orden, simetría y secuencia en sus cerámicas, mucho antes de la invención de los sistemas numéricos escritos, según revela un estudio académico publicado recientemente.
La investigación, realizada por Yosef Garfinkel y Sarah Krulwich de la Universidad Hebrea de Jerusalén, analizó cientos de ilustraciones de plantas pintadas en vasijas, cuencos y recipientes pertenecientes a la cultura halafiana, que se desarrolló en el norte de Mesopotamia entre los años 6.200 y 5.500 a.C.
Los especialistas identificaron patrones matemáticos claros en la disposición de los motivos florales, que aparecían organizados en cantidades precisas de pétalos y figuras, siguiendo secuencias numéricas como grupos de 4, 8, 16, 32 e incluso 64 flores distribuidas de forma simétrica.
"Estas formas de razonamiento matemático surgieron de prácticas cotidianas, como la distribución de cosechas y la organización de tierras comunales", explican los autores, quienes señalan que este tipo de organización apareció miles de años antes de los primeros registros escritos de números en Sumeria.
Más allá de su valor numérico, las ilustraciones vegetales también mostraron un alto nivel de cuidado y planificación, con flores equilibradas, arbustos con rasgos botánicos definidos y árboles de gran tamaño, lo que sugiere una transformación cognitiva asociada con la vida en aldeas y una mayor conciencia estética y espacial.
"La cerámica halafiana evidenció una forma temprana e intuitiva de pensamiento matemático, basado en simetría, repetición y equilibrio visual, sin necesidad de símbolos escritos", concluyen los investigadores, quienes integran este hallazgo al campo de la etnomatemática, que examina cómo las ideas matemáticas se expresan mediante tradiciones culturales y artísticas.











