El triunfo de José Antonio Kast en las elecciones presidenciales de Chile no es un fenómeno aislado, sino que forma parte de un proceso más amplio de avance de la ultraderecha a nivel global. Sin embargo, este giro a la extrema derecha en el país andino tiene raíces profundas en la sociedad chilena que van más allá de la coyuntura política.
Un estudio realizado por la socióloga Carolina Aguilera revela que el apoyo a Kast y la ultraderecha se nutrió principalmente del miedo y la sensación de amenaza que experimentaron amplios sectores de la población durante el estallido social de 2019 y el posterior proceso constituyente. Frente a la percepción de "caos" y "violencia" que generó el estallido, estos grupos vieron en Kast y la ultraderecha una "promesa honesta de recuperación de un Chile que temían perder".
La investigación de Aguilera muestra cómo el estallido social y el proceso constituyente operaron como "momentos críticos de politización" para estos sectores, que interpretaron estos eventos no como una legítima demanda de justicia social, sino como una "amenaza al orden, la estabilidad y las normas morales básicas". Esto llevó a la consolidación de una narrativa que proponía defender la Constitución vigente, el modelo social y la idea de "orden" frente al "caos".
Asimismo, el estudio revela que el apoyo a la ultraderecha se fue forjando como una ruptura identitaria con la derecha tradicional, percibida por este sector como "ambigua, cobarde o traidora de sus principios". En contraste, la ultraderecha es valorada como un espacio de "claridad moral y coherencia ideológica", donde se puede "decir lo políticamente incorrecto sin culpa".
Temas como la inseguridad, el crimen y la inmigración desde países pobres estructuraron un "diagnóstico compartido de crisis" que legitimó el giro hacia la extrema derecha como una "respuesta defensiva" frente a un país percibido en "descomposición". Así, la ultraderecha logró aglutinar el anhelo por la "recuperación de los valores tradicionales y de una normalidad perdida".
En este sentido, el triunfo de Kast no se explica solo por factores globales o manipulación mediática, sino por un proceso de profundo calado en la sociedad chilena, donde amplios sectores vieron en la ultraderecha una alternativa para "recuperar" un país que sentían amenazado.












