La presidenta del Consejo de Ministros de Italia, Giorgia Meloni, ha relanzado una campaña en defensa de los valores centrales de la cultura occidental, declarándose defensora de armar el pesebre como símbolo de la Natividad. Esta no es la primera vez que Meloni toma esta posición, pues el año pasado ya denunció que en muchas escuelas de Italia se pedía no hacer pesebres para no ofender a otras religiones.
Meloni considera que este tipo de gestos muestran que algunos aplican mal el espíritu ecuménico que distinguió al papado de Juan XXIII, quien propuso unir a todas las facciones cristianas. La líder italiana cuestiona cómo el pesebre de un niño en un establo puede ofender a alguien, y afirma que es un legítimo ejercicio de derecho a la defensa de los valores y símbolos en los que se asientan las tradiciones europeas.
La campaña de Meloni se enmarca en una preocupación más amplia por lo que ella considera una "mala aplicación del ecumenismo" que ha llevado a Europa a "soportar realidades chocantes", como la existencia de las llamadas "Zonas No Go" en algunos barrios, donde el control estatal ha sido reemplazado por el gobierno de pandillas. Casos como el de Molenbeek, en Bélgica, o de algunas poblaciones catalanas en España, donde la lengua, la cultura y la religión han sido desplazadas por normas islámicas, son vistos por Meloni como ejemplos de esta problemática.
La campaña de la líder italiana en defensa del pesebre como símbolo de la cultura occidental se enmarca en un contexto de creciente preocupación por la preservación de las tradiciones y valores europeos frente a lo que se percibe como una amenaza de la diversidad cultural y religiosa. Meloni ha posicionado este debate como una "Revolución del Pesebre" que no solo concierne a Italia, sino a toda Europa.
