El Ministerio de Salud (Minsa) confirmó los primeros casos de la variante de gripe H3N2 en Perú, lo que ha llevado a reforzar las recomendaciones de higiene diaria para limitar la propagación del virus. Esta cepa, que suele circular con mayor fuerza en temporadas de alta movilización, ha reavivado la importancia de retomar medidas de prevención en entornos familiares, escolares y comunitarios.
Entre las acciones más efectivas figura el lavado de manos, considerada una barrera directa contra diversos agentes infecciosos. Mantener este hábito, junto con evitar tocarse el rostro y limpiar superficies, reduce de manera significativa el riesgo de contagio para todas las edades. La experiencia reciente con otros virus demostró que el compromiso colectivo puede frenar brotes antes de que ganen terreno en la comunidad.
Los especialistas y las autoridades de salud insisten en la necesidad de incorporar la higiene como rutina incluso fuera de épocas en las que las enfermedades respiratorias alcanzan su punto más alto. El desafío es sostener el cambio cultural para que la prevención no dependa solo del temor, sino de la convicción diaria de proteger a los más vulnerables.
Gabriela Corimanya, vocera de la Superintendencia Nacional de Servicios y Saneamiento (Sunass), advierte que el lavado de manos frecuente y correcto es la práctica más decisiva para reducir el riesgo de infección ante la H3N2. "No debemos olvidar las prácticas que aprendimos durante la pandemia", subrayó en diálogo con RPP Noticias, llamando a convertir este hábito en un reflejo cotidiano. El lavado de manos no solo protege a quien lo realiza, sino que corta la cadena de transmisión, resguardando a familiares y personas del entorno inmediato.
Corimanya recomienda emplear al menos veinte segundos en el proceso, asegurándose de enjabonar bien toda la mano, incluyendo uñas y espacios entre los dedos. Esta técnica es especialmente crucial luego de toser, estornudar o preparar alimentos, ya que las manos actúan como vehículo principal para la transferencia de virus y bacterias a superficies y personas. La vocera subraya que el descuido en estos momentos críticos puede facilitar el contagio dentro del hogar y la comunidad.
El componente ambiental también es relevante. Corimanya incide en que lavarse las manos correctamente no significa desperdiciar agua: aconseja cerrar el caño mientras se enjabonan las manos y solo abrirlo para enjuagar. De esta manera, se promueve la higiene sin comprometer la sostenibilidad del recurho hídrico, especialmente en regiones donde el acceso no es continuo o existen ciclos de racionamiento.
Cuando el agua debe ser almacenada en ausencia de suministro directo, la vocera recomienda especial cuidado con los recipientes: mantenerlos limpios y tapados previene la contaminación, la proliferación de insectos y la pérdida de potabilidad. "Es fundamental controlar que ningún insecto o polvo contamine el agua guardada", resalta Corimanya, haciendo énfasis en la protección de la salud y la prevención de otras enfermedades transmitidas por agua.
Finalmente, el mensaje central es que el lavado de manos debe consolidarse como un comportamiento automático las veces que demanda la convivencia diaria: antes de comer, tras manipular objetos comunes, o al regresar a casa luego de salir. Solo la persistencia en este hábito permitirá responder con eficacia no solo ante la H3N2, sino frente a futuras amenazas sanitarias en el país.












