Don Raimundo Laymans Macklin, un maestro de 65 años perteneciente al pueblo misquito de Honduras, acaba de cumplir uno de sus sueños más anhelados: graduarse como licenciado en Educación Básica I y II Ciclo en la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán (UPNFM), en Tegucigalpa.
Durante 26 años, Don Raimundo ha dedicado su vida a la enseñanza, formando generaciones de estudiantes en zonas donde la educación representa un verdadero reto. Originario del municipio de Villeda Morales, en el departamento de Gracias a Dios (La Mosquitia), su historia se convierte en un símbolo de superación y compromiso con la educación hondureña.
El camino no fue fácil. Compatibilizar el trabajo docente, la familia y los estudios universitarios exigió sacrificios, disciplina y una profunda convicción de que la educación transforma vidas. Aun así, Don Raimundo nunca desistió, convencido de que culminar su carrera era una deuda personal y profesional.
"El único camino más correcto para los jóvenes es estudiar. Ese es mi consejo para ellos", expresó emocionado tras recibir su título. Añadió que este logro está dedicado a su familia y que ahora, con la meta cumplida, podrá jubilarse en paz. "Ya cumplí mi sueño", dijo con una sonrisa que resumía años de esfuerzo.
La UPNFM destacó la historia de Don Raimundo como un ejemplo de superación y compromiso con la educación hondureña. Casos como el suyo demuestran que nunca es tarde para aprender, y que la formación académica no tiene edad cuando existe vocación.
Con este logro, Don Raimundo Laymans Macklin deja un legado que va más allá de un título universitario: el mensaje de que la perseverancia, la identidad cultural y la educación son pilares para construir un mejor país. Su historia hoy inspira a estudiantes, docentes y comunidades enteras en Honduras.










