La crisis política en Bolivia se profundiza tras el encarcelamiento del expresidente Luis Arce, apenas 32 días después de que Rodrigo Paz asumiera la presidencia. Este hecho sin precedentes en la historia democrática del país refleja la grave situación institucional que atraviesa Bolivia.
Arce, quien fue elegido democráticamente, se convierte en el primer presidente constitucional en ser encarcelado. Por su parte, la expresidenta Jeanine Añez también pasó 1.710 días injustamente en prisión durante el gobierno de Arce. Estos acontecimientos dramáticos evidencian la profunda crisis que afecta a las instituciones bolivianas.
Además, pesa sobre el exmandatario Evo Morales una orden de captura, mientras que otros exfuncionarios públicos también han huido o están siendo buscados por presuntos actos de corrupción. La "cacería de brujas" parece haberse desatado, con cientos de exiliados y perseguidos políticos.
El nuevo gobierno de Paz enfrenta el reto de transformar radicalmente el sistema político y económico heredado del "Socialismo del Siglo XXI". Sin embargo, la preocupación radica en que las mismas herramientas y estructuras socialistas aún prevalecen, lo que podría llevar al nuevo gobierno a un fracaso prematuro.
Los expertos advierten que mientras no se reforme la Constitución Política del Estado, promulgada por el MAS, y se cambie el modelo económico estatista, Bolivia seguirá "durmiendo con el enemigo". El mandato del nuevo gobierno es transformar de manera profunda el diseño institucional, económico y político del país hacia un sistema de "sociedad de acceso abierto" y un capitalismo moderno y competitivo.
El desafío es enorme, y el riesgo de que el nuevo gobierno se "enamore del nuevo juguete" socialista es latente. El cambio debe darse ya, antes de que se pierda la oportunidad histórica abierta por el triunfo electoral de Rodrigo Paz.
