El recién nombrado ministro de Educación de Honduras, Jaime Rodríguez, protagonizó una polémica jornada al encabezar una protesta con bloqueo de la carretera CA-5 en la capital Tegucigalpa. En medio de la problemática electoral que vive el país, el alto funcionario participó activamente en el cierre de la vía que conecta la capital con el norte del país, llegando incluso a quemar neumáticos para obstaculizar el paso de los vehículos.
La manifestación, organizada por la Asamblea del Partido Libertad y Refundación (Libre), buscaba "defender la voluntad del pueblo y que se respete la voluntad del soberano", según declaraciones del propio ministro Rodríguez. Durante horas, los inconformes mantuvieron bloqueada la carretera, causando un fuerte estancamiento vial, hasta que finalmente fueron desalojados.
La acción del ministro de Educación, quien debería mantener la neutralidad y el decoro propios de su cargo, ha sido ampliamente criticada por analistas y la oposición política. Algunos lo han calificado como un "activista" que dejó de lado sus responsabilidades institucionales para sumarse a una protesta partidista.
Este episodio se enmarca en un contexto de tensión política en Honduras, donde las elecciones presidenciales del pasado noviembre aún generan controversia y rechazo por parte de sectores que cuestionan los resultados. La participación directa del ministro de Educación en estas acciones de protesta ha sido vista como un cuestionable posicionamiento político que podría poner en riesgo la imparcialidad de su cargo.
Analistas locales señalan que este tipo de acciones, protagonizadas por funcionarios de alto nivel, erosionan aún más la frágil institucionalidad hondureña y profundizan la polarización política que atraviesa el país centroamericano. Esperan que el Gobierno tome cartas en el asunto y garantice que los servidores públicos se mantengan al margen de disputas partidistas.












