El Gobierno Regional del Biobío ha dado un importante paso al aprobar una inversión de $12.800 millones para recuperar predios afectados por incendios forestales y fortalecer la prevención en una región que ha sido duramente golpeada por esta crisis.
Este programa de recuperación productiva permitirá restaurar tanto bosque nativo como no nativo, ofreciendo una respuesta largamente postergada para pequeños y medianos propietarios que han perdido sus bosques y su sustento. Recuperar estas áreas no solo es un acto de justicia ambiental, sino también una oportunidad para reactivar a las PYMEs, frenar el retroceso productivo y revertir el daño social, ambiental y económico que deja un bosque quemado.
Además, el programa de prevención y mitigación reconoce que los incendios en Chile no son únicamente un fenómeno climático, sino también criminal. Prevenir hoy es proteger vidas, comunidades y empleos mañana.
El Biobío es el corazón productivo del sector forestal en Chile, generando cerca de 90 mil empleos y explicando alrededor del 80% de las exportaciones regionales. Sin embargo, la región ha enfrentado una profunda crisis en la última década, con una caída del 14% en la superficie plantada, un retroceso del 33% en la industria de la madera y la pérdida de cerca de 48.000 empleos. Más de 43.000 hectáreas de pequeños y medianos propietarios se han quemado sin recuperación desde 2017.
Este paso del Gobierno Regional es relevante porque no solo atiende el daño del pasado, sino que proyecta soluciones hacia el futuro. Si Chile lograra recuperar un millón de hectáreas hoy erosionadas o abandonadas, los beneficios serían enormes, incluyendo la creación de alrededor de 130 mil empleos y un aporte significativo a la carbono-neutralidad.
Lo que hizo la región del Biobío debería ser una señal para el país completo. Es urgente contar con una buena Ley de Fomento que permita volver a plantar, recuperar los bosques quemados y apoyar efectivamente a los pequeños propietarios. Igualmente urgente es una Ley de Incendios moderna, que enfrente la intencionalidad con mejores capacidades de investigación, medidas de prevención y sanciones reales.
El CORE del Biobío ya mostró que es posible actuar con visión y decisión. Ahora corresponde al Ejecutivo y al Congreso recoger esta buena idea, replicarla y transformarla en una política de Estado. Porque cuando una región avanza, el país tiene la oportunidad, y la responsabilidad, de avanzar con ella.










