En la década de 1980, un oso negro de 79 kilos murió por una sobredosis de cocaína después de que la droga fuera arrojada desde un avión pilotado por un traficante de drogas convicto. Esta historia real, que inspiró la película "Cocaine Bear", es una de las más extrañas y surrealistas en la historia del narcotráfico.
Todo comenzó el 11 de septiembre de 1985, cuando el traficante Andrew Thornton fue encontrado muerto en el patio trasero de una casa en Knoxville, Tennessee. Thornton llevaba consigo varias armas, un paracaídas y una bolsa con unos 35 kilos de cocaína. Tras investigar, las autoridades descubrieron que Thornton había arrojado parte de su cargamento desde el avión en el que viajaba, probablemente para deshacerse de él antes de aterrizar.
Fue entonces cuando se encontró el cuerpo del oso, muerto por una sobredosis de cocaína. Según los informes, el animal había ingerido entre 3 y 4 gramos de la droga, aunque pudo haber consumido más. "No quedan más que huesos y una gran piel", declaró en su momento Gary Garner, de la Oficina de Investigación de Georgia.
Hoy en día, se dice que el mismo oso disecado se encuentra expuesto en el centro comercial Kentucky for Kentucky Fun Mall, en Lexington. Según se informa, en algún momento perteneció al cantante de country Waylon Jennings, quien lo guardaba en su casa de Las Vegas.
La historia del "oso intoxicado" es una de las más surrealistas y fascinantes en la historia del narcotráfico. Demuestra los extremos a los que pueden llegar los traficantes de drogas y los extraños efectos que pueden tener sus actividades en el mundo natural. Ahora, esta historia increíble ha inspirado una película que promete ser tan salvaje y bizarra como los hechos reales que la originaron.












