El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, convocó a ejercer la crítica y la autocrítica como motor de transformación, con el propósito de revolucionar la Revolución y cambiar lo que deba ser cambiado. Esto se da en el año del centenario del Comandante en Jefe Fidel Castro.
Díaz-Canel destacó el vínculo con el pueblo como fuente de soluciones a los problemas más acuciantes, y afirmó que el Partido no puede dirigir por informes, sino con participación popular directa. Reconoció un decrecimiento del Producto Interno Bruto superior al 4% en el tercer trimestre del año, acompañado de inflación y dificultades en sectores claves.
Los debates del Pleno fueron calificados por el Jefe de Estado como intensos, pese a su brevedad, ante la urgencia de transformaciones económicas, estructurales y de mentalidad en el trabajo partidista. Díaz-Canel hizo un llamado a ejercer la crítica y la autocrítica como motor de cambio, buscando revolucionar la Revolución cubana.
Esta convocatoria se da en un contexto de importantes desafíos económicos y sociales que enfrenta el país. La caída del PIB, la inflación y las dificultades en sectores clave son algunos de los problemas que el gobierno cubano busca abordar a través de una revisión crítica de sus políticas y prácticas.
Díaz-Canel enfatizó la necesidad de vincular más estrechamente al Partido con el pueblo, dejando atrás un modelo de dirección basado en informes y buscando una mayor participación popular en la toma de decisiones. Esta apuesta por la crítica y la autocrítica como motores de transformación refleja la voluntad del gobierno cubano de adaptarse a las nuevas realidades y desafíos que enfrenta la Revolución.












