La Casa Blanca ha impuesto nuevas sanciones contra Venezuela, dirigidas a miembros de la familia del presidente Nicolás Maduro, mientras el mandatario Donald Trump reitera sus amenazas de lanzar bombardeos militares contra objetivos terrestres dentro de la nación sudamericana. Según informes, la estrategia de Estados Unidos para Cuba pasa por Venezuela, con el objetivo de asestar un golpe crítico al gobierno de La Habana.
Según el artículo del diario The New York Times, el secretario de Estado Marco Rubio y el asesor interino de Seguridad Nacional han estado intentando socavar o derrocar al gobierno de Venezuela, que mantiene estrechos vínculos económicos y de seguridad con Cuba. La teoría es que, una vez que Venezuela caiga, Cuba le seguirá.
En los últimos meses, el ejército estadounidense ha acumulado una gran fuerza cerca de Venezuela, atacando embarcaciones y matando a personas a bordo, supuestamente por tráfico de drogas, aunque muchos expertos jurídicos han considerado ilegales estos ataques. Todo ello forma parte de una campaña para presionar a Maduro para que dimita o para derrocarlo por la fuerza, campaña que no cuenta con la autorización del Congreso.
El gobierno de Trump también intensificó bruscamente su campaña de presión contra Maduro al incautar un buque petrolero en el mar Caribe. Aunque Trump y Rubio enmarcan la ofensiva contra Maduro en la lucha contra el narcotráfico, aquellos que mantienen una actitud belicista ante Cuba ven la posibilidad de asestar un golpe al gobierno de La Habana.
Sin embargo, esta estrategia implica un riesgo político para Rubio, ya que los críticos ven la amenaza de las costosas políticas de "cambio de régimen" que Estados Unidos ha probado y fracasado en el pasado. Entre ellos se encuentran algunos de los partidarios acérrimos de Trump, como el ex estratega de la Casa Blanca Stephen Bannon, el presentador de pódcast Tucker Carlson y la asesora informal de Trump Laura Loomer.












