La destacada cineasta guatemalteca Ana Lucrecia Carlos León ha sido reconocida por su labor en la preservación y difusión de la gastronomía ancestral de Guatemala. Proveniente de una familia de artistas, Carlos León inició su carrera en el diseño gráfico y la publicidad, para luego dedicarse de lleno al cine.
A lo largo de su trayectoria, Carlos León ha producido y dirigido una serie de cortometrajes inspirados en la riqueza cultural y la geografía de Guatemala. Su interés por las culturas ancestrales la llevó a enfocarse en el valor de la gastronomía, considerada el corazón del hogar y el espacio donde se transmiten los valores que mantienen la identidad cultural de los pueblos.
Fue a través de una campaña publicitaria que Carlos León tuvo la oportunidad de recorrer el país y enriquecerse mutuamente con los conocimientos y perspectivas de diversos expertos en arquitectura, paisaje urbano y tradiciones. Esta experiencia la impulsó a dar el paso decisivo de hacer sus propias producciones, generando cortometrajes y documentales reconocidos internacionalmente bajo el nombre "Caminos del Asombro".
El siguiente proyecto de Carlos León fue "El Sabor de mi Tierra", en el que registró y documentó la gastronomía ancestral de 56 regiones de Guatemala, con el objetivo de dar a conocer este patrimonio a nivel mundial. Paralelamente, la cineasta trabajó en la creación de un programa de noticias llamado "Entrémosle a Guate", en el que su amigo, el periodista Harris Whitbeck, la homenajeó públicamente por su labor.
Recientemente, el director del Instituto Guatemalteco de Turismo (INGUAT), Harris Whitbeck, reconoció el trabajo de Carlos León en la puesta en valor de la gastronomía ancestral de Guatemala, en el marco del evento "Latin American's 50 Best Restaurants 2025". Asimismo, la programación cultural del hotel Porta Antigua incluyó una serie de charlas sobre la comida, con la presentación de una síntesis del trabajo de la cineasta.
En su exposición, Carlos León enfatizó la importancia de la investigación que le llevó a recorrer el país e identificar 56 regiones con gastronomía ancestral, una riqueza que registró y documentó para conocimiento mundial. Además, complementó sus programas con la participación de jóvenes chefs que hicieron una interpretación contemporánea de los productos de la tierra y las recetas ancestrales, sacando a la luz pública el patrimonio gastronómico de Guatemala.
