El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, denunció que Estados Unidos se quiere "robar" el petróleo venezolano, luego de que la Administración de Donald Trump interceptara y confiscara un buque cargado con crudo cerca de las aguas del país suramericano.
Maduro afirmó que el buque petrolero, que navegaba con una falsa bandera de Guyana, transportaba 1.900.000 barriles de petróleo que había sido pagado, sin precisar por quién, antes de partir de Venezuela.
"Por eso yo digo, ayer se les cayó la máscara ( ) es el petróleo que se lo quieren robar y Venezuela va a defender su soberanía sobre sus recursos naturales y vamos a volver a triunfar, la victoria nos pertenece hoy, mañana y por siempre", dijo el mandatario en un acto en una comuna en Caracas.
Además, denunció que los tripulantes del buque petrolero interceptado y confiscado por Estados Unidos este miércoles están "desaparecidos", por lo que anunció que se denunciará el hecho en instancias internacionales para "asegurar" todas sus naves y garantizar el libre comercio.
"Venezuela rechaza en todas sus partes esta acción de piratería criminal contra todo el Caribe y ya he dado las instrucciones suficientes para que en todas las instancias se haga las debidas acciones legales, diplomáticas y se tomen las medidas porque Venezuela va a asegurar todas las naves para garantizar el libre comercio de su petróleo en el mundo", añadió.
Por su parte, la Casa Blanca informó que el buque petrolero, de nombre Skipper, será llevado a un puerto estadounidense para que su petróleo sea requisado. Según la portavoz Karoline Leavitt, el petrolero estaba sancionado por Estados Unidos por haber transportado petróleo iraní para el mercado negro.
Guyana, por su parte, denunció que el buque "no está registrado" en el país y que seguirá colaborando con socios internacionales para "identificar, perseguir y tomar medidas firmes contra cualquier uso no autorizado de la bandera guyanesa".
Esta nueva tensión entre Venezuela y Estados Unidos se produce en un momento en que las relaciones entre ambos países se encuentran en su peor momento en años, con sanciones económicas y acusaciones mutuas de injerencia y violación de la soberanía.











