Cada mes, al menos seis menores de edad denuncian ser víctimas de grooming en Costa Rica, según datos del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) revelados al Patronato Nacional de la Infancia (PANI). Esta alarmante cifra debe servir de llamado de atención a los padres, quienes representan la primera línea de defensa contra este tipo de abuso sexual cometido por adultos a través de las pantallas.
El grooming, definido como la manipulación y seducción de menores con fines sexuales a través de medios electrónicos, se ha convertido en una forma contemporánea de violencia sexual que se ha visto facilitada por el auge de la tecnología. Según la II Encuesta Kids Online, elaborada por la Fundación Paniamor y el Instituto de Investigaciones Psicológicas de la Universidad de Costa Rica, un 12% de los adolescentes ha recibido mensajes con contenido sexual, y en un 3% de los casos, estos mensajes provenían de adultos. Aún más preocupante es que un 4,7% de los menores de edad admitió haberse encontrado en persona con alguien a quien solo conocía en línea, lo que equivale a aproximadamente 31.000 menores a nivel nacional.
La pandemia y el aumento del uso de dispositivos y plataformas digitales por parte de los niños y adolescentes han exacerbado este problema. Plataformas como Roblox, Fortnite o Minecraft, que muchos adultos consideran simples juegos, se han convertido en espacios donde operan perfiles falsos, se ofrecen regalos virtuales como señuelos y se despliegan estrategias de coacción y aislamiento que dejan a los menores vulnerables.
Expertos advierten que la solución no radica en restringir el acceso a la tecnología, sino en fomentar una cultura de acompañamiento y educación digital por parte de los padres. Medidas como quitar el celular a los hijos como castigo pueden tener el efecto contrario, empujándolos al secretismo y facilitando que el abuso prospere.
Ante esta grave situación, se hace urgente fortalecer la cooperación internacional, revisar los vacíos legales, aumentar los recursos y la voluntad política para combatir el grooming. Pero, sobre todo, es fundamental que los padres se involucren activamente en la vida digital de sus hijos, brindando un entorno seguro y de confianza donde puedan hablar sin miedo a ser castigados.











