El miércoles 10 de diciembre, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, confirmó que las fuerzas estadounidenses incautaron un barco petrolero frente a la costa de Venezuela, buque que describió como "el más grande jamás incautado".
La secretaria de Justicia estadounidense, Pam Bondi, detalló que el operativo fue realizado por el FBI, la Oficina de Investigaciones de Seguridad Nacional (HSI) y la Guardia Costera de Estados Unidos, con el apoyo del Departamento de Guerra. Aseguró que la orden de incautación se debió a que el barco era "utilizado para transportar petróleo sancionado desde Venezuela e Irán".
Según un alto funcionario estadounidense, la incautación ocurrió en aguas internacionales y se desarrolló sin incidentes ni víctimas. El barco, anteriormente conocido como Adisa, transportaba crudo venezolano con destino a Cuba y Asia.
El petrolero fue sancionado por Estados Unidos en 2022 por facilitar el comercio de petróleo para el grupo militante Hezbolá, con sede en Líbano, y las Fuerza Quds del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán.
Desde el régimen venezolano, calificaron el operativo como un "acto de piratería" y acusaron a Estados Unidos de tener un "plan deliberado de despojo de nuestros recursos energéticos". Caracas enfatizó que apelará ante "todas las instancias internacionales existentes".
Un análisis de imágenes y datos satelitales sugiere que el barco intentó ocultar su ubicación real en Venezuela al emitir datos de localización falsos. Según la empresa TankerTrackers, el Skipper (antes Adisa) ha transportado casi 13 millones de barriles de petróleo iraní y venezolano desde 2021.
Cuando Trump fue consultado sobre la incautación, rechazó decir quién es el propietario del petrolero. La Casa Blanca informó que el barco será llevado a un puerto estadounidense, donde las autoridades tienen previsto tomar posesión del cargamento.











