La Comisión Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (Condepor) anunció planes para demoler una cruz cristiana ubicada en la cima del Cerro de la Cruz, en Talanga, como parte de un proyecto de construcción de un nuevo polideportivo en la zona.
El comisionado de Condepor, Mario Moncada, se refirió al símbolo religioso como la "cruz maldita" y confirmó que se instalará una nueva cruz, la cual esperan que sea bendecida por el sacerdote local. En caso de que el religioso no participe, Moncada afirmó que los seguidores de su partido político, Libre, se encargarán de la consagración.
La obra en construcción está valorada en 46 millones de lempiras y la primera fase del centro recreativo se inaugurará este sábado 13 de diciembre. Moncada indicó que únicamente están invitados seguidores de Libre al evento, señalando que "esa fiesta es nuestra" y agregando que no se permitirá la participación de opositores.
El anuncio de la demolición de la cruz cristiana se produce después de que la familia Moncada sufriera derrotas políticas en las elecciones generales del 30 de noviembre, donde la aspirante presidencial Rixi Moncada y el candidato a vicealcalde Mario Moncada Arguijo quedaron en tercer lugar en sus respectivas contiendas.
Expertos en derechos humanos y libertad religiosa han expresado preocupación por la decisión de Condepor, argumentando que la demolición de un símbolo religioso sin el consentimiento de la comunidad local podría constituir una violación a la libertad de culto. Organizaciones civiles han anunciado que estudiarán acciones legales para impedir la demolición de la cruz.
Por su parte, el comisionado Moncada ha defendido la medida, afirmando que la cruz es un "símbolo de opresión" y que su remoción es necesaria para dar paso a un proyecto de desarrollo comunitario que beneficiará a los habitantes de Talanga. Sin embargo, algunos residentes han manifestado su rechazo a la demolición, argumentando que la cruz es un importante referente histórico y cultural para la región.
La polémica decisión de Condepor ha generado un intenso debate en torno a los límites entre la planificación urbana, el desarrollo comunitario y el respeto a la diversidad religiosa. Mientras que las autoridades insisten en que la demolición es necesaria, los opositores advierten que la medida podría profundizar las divisiones y tensiones en la comunidad.












