Un equipo internacional de científicos liderado por investigadores del Museo Británico ha descubierto en Suffolk, Reino Unido, evidencias de que los humanos -probablemente neandertales antiguos- tenían la capacidad de hacer fuego deliberadamente hace más de 400.000 años.
Este hallazgo representa un importante hito en la evolución humana, ya que el dominio del fuego proporcionó numerosos beneficios a nuestros ancestros, como la posibilidad de elegir dónde acampar, protegerse de depredadores y del frío, mejorar la alimentación y facilitar la socialización.
Los restos encontrados en la cantera de Barnham incluyen sedimentos cocidos, hachas de sílex destrozadas por el calor y dos trozos de pirita -una piedra utilizada para hacer chispas y prender la yesca-, lo que demuestra que los humanos de hace más de 400.000 años sabían cómo encender fuego de manera deliberada.
Hasta ahora, la evidencia más antigua de creación de fuego databa de hace 50.000 años en el norte de Francia, por lo que este nuevo descubrimiento empuja la fecha del dominio del fuego por parte de los humanos 350.000 años atrás.
Según los expertos, el desarrollo de esta habilidad coincide con un aumento del tamaño del cerebro y las capacidades cognitivas de los humanos hace unos 400.000 años. El fuego les permitió liberarse de la dependencia de los impredecibles rayos e incendios forestales, y les brindó beneficios como la cocción de alimentos, el calor y la seguridad, lo que facilitó su expansión a entornos más fríos y hostiles.
Además, el fuego se convirtió en un "centro social" alrededor del cual los grupos humanos se reunían para contar historias, desarrollar el lenguaje y crear creencias, contribuyendo así al desarrollo de la vida en comunidad.
Los investigadores creen que probablemente fueron los primeros neandertales que habitaban en Swanscombe, Kent y Atapuerca los que hicieron este descubrimiento, ya que en esa época el Homo sapiens aún se estaba desarrollando en África y no se sabe si tenía la misma capacidad para encender fuego.
Este hallazgo, que combina de manera rigurosa diversos métodos de análisis, representa un importante avance en la comprensión de la evolución humana y el papel fundamental que jugó el dominio del fuego en el desarrollo de nuestros ancestros.
