El país más pobre de la península arábiga, Yemen, se encuentra sumido en una compleja situación de crisis tras la imposición del estado de emergencia por parte del gobierno ante el avance de formaciones separatistas respaldadas por Emiratos Árabes Unidos.
La guerra en Yemen, que se remonta a 2014, ha enfrentado al gobierno (una amalgama de grupos que incluyen a formaciones separatistas) contra los rebeldes hutíes, apoyados por Irán. La intervención de una coalición militar liderada por Arabia Saudita en 2015 para apoyar a las autoridades ha empeorado aún más el conflicto.
Tras una tregua acordada en 2022, a principios de diciembre se abrió un nuevo frente cuando una fuerza separatista llamada Consejo de Transición del Sur (STC), respaldada por Emiratos Árabes Unidos, tomó amplias zonas del sur del territorio yemení.
Arabia Saudita, que apoya al gobierno de Yemen, acusó a Emiratos Árabes Unidos de haber suministrado armas a los separatistas y calificó ese apoyo de "amenaza" para su seguridad y para la región. Por su parte, Emiratos Árabes Unidos, que apoyan al CTS, anunciaron la retirada de sus fuerzas restantes en Yemen, después de que Arabia Saudita fijara un plazo de 24 horas.
Sin embargo, el STC se negó a retirarse, argumentando que "no se trata de retirarse" y que "es irracional pedirle al propietario de una tierra que la abandone".
Estas nuevas tensiones amenazan con fragilizar aún más a Yemen, que ya sufre una de las peores crisis humanitarias del mundo, con cientos de miles de personas fallecidas desde el inicio de la guerra.
El Consejo Presidencial, respaldado por Arabia Saudita, anunció la anulación de un pacto de defensa con Emiratos e impuso el estado de emergencia en todo el territorio durante 90 días. No obstante, el consejo está dividido, y la mitad de sus ocho miembros, cercanos a Emiratos, rechazaron de inmediato estas decisiones.
La medida se produce después de que la coalición encabezada por Arabia Saudita atacara un cargamento de armas con destino a los separatistas en el puerto de Al Mukalla. Emiratos, por su parte, afirmó que el cargamento de armas destruido no contenía armas emiratíes.
La tensión entre Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, que tradicionalmente unían fuerzas ante los hutíes, se ha intensificado debido a los avances separatistas. Esto amenaza con agravar aún más la ya complicada situación en Yemen.
Ante este escenario, el jefe de la diplomacia estadounidense, Marco Rubio, hizo un llamado a la "moderación", aunque evitó tomar partido entre las dos potencias regionales.












