El presidente de Colombia, Gustavo Petro, anunció anoche un histórico aumento del salario mínimo para el año 2026. Con este decreto, el salario mínimo mensual pasará de $1 millón a $2 millones, un incremento del 100%.
Además, el subsidio de transporte también se verá incrementado de forma significativa, llegando a los $2 millones. Esta medida busca mejorar el poder adquisitivo de los trabajadores colombianos, que han visto cómo el costo de vida se ha disparado en los últimos años.
Sin embargo, la decisión ha generado polémica, especialmente en un año electoral. Expertos advierten que este aumento podría tener efectos inflacionarios, golpear a las pequeñas y medianas empresas (pymes) y fomentar la informalidad laboral, al trasladar los costos al próximo gobierno.
"Es una medida populista que puede tener graves consecuencias para la economía colombiana", señaló el economista Andrés Escobar. "El riesgo de que se dispare la inflación es muy alto, y eso terminaría perjudicando a los mismos trabajadores que se pretende beneficiar".
Por su parte, el presidente Petro justificó la medida argumentando que "es necesario recuperar el poder adquisitivo de los colombianos, que han visto cómo sus ingresos se han ido erosionando por la inflación".
La decisión llega en un momento delicado para Colombia, con una economía que aún se está recuperando de los efectos de la pandemia de COVID-19 y que enfrenta desafíos como el alza de los precios de los alimentos y los combustibles.
Analistas señalan que el impacto de este aumento del salario mínimo se verá reflejado en el próximo gobierno, que deberá lidiar con las consecuencias de esta medida.
"Es una bomba de tiempo que el próximo presidente tendrá que defusar", advirtió el economista Jaime Robledo. "Esperemos que no termine siendo un lastre para la recuperación económica del país".











