Cuando Isidora Gómez y Ernesto Mendoza se instalaron en los años 70 en el barrio El Chorrillo, en el oeste de la capital de Panamá, llegaron atraídos por la tranquilidad y seguridad. Poco imaginaban que su hogar se convertiría en el epicentro de una de las últimas grandes incursiones militares de Estados Unidos en el continente americano.
La familia Mendoza Gómez vivía en el apartamento 6-10 del edificio conocido como "el 15 pisos" cuando, en la noche del 19 de diciembre de 1989, comenzaron las explosiones. Estados Unidos había invadido Panamá con el objetivo de derrocar al gobierno de Manuel Antonio Noriega, a quien acusaba de narcotráfico.
"Se escuchaba de todo: bombardeo, balas", cuenta Jovana Mendoza, la hija mediana del matrimonio, quien hoy tiene 54 años. Al lado de su hogar se encontraba el cuartel general de las Fuerzas de Defensa de Panamá, la sede del comando militar de Noriega, lo que convirtió a El Chorrillo en objetivo del ataque estadounidense.
Isidora, Ernesto, Jovana y Ernesto José, el hijo menor, se refugiaron debajo del colchón matrimonial, aterrorizados, mientras las explosiones destrozaban su apartamento y el resto del edificio. Horas después, los militares estadounidenses les ordenaron salir con las manos en alto.
"Todos formamos una fila, caminábamos sin saber adónde íbamos. Solo atendíamos las órdenes de los militares que nos guiaron", recuerda Jovana. En el recorrido, la familia Mendoza Gómez descubrió su barrio envuelto en humo y cenizas, y vieron algunos cadáveres.
Tras pasar varios meses en un albergue improvisado en la Zona del Canal, controlada por Estados Unidos, los Mendoza Gómez pudieron volver a su apartamento. Sin embargo, para entonces, los hogares de "el 15 pisos" habían sido vandalizados.
La invasión de Estados Unidos a Panamá en diciembre de 1989 no tiene un número claro de víctimas fatales, con márgenes que van de 300 a 3.000 personas. La ONU estima que murieron alrededor de 500 civiles panameños.
Para Isidora, aunque tuvo miedo, no sintió rencor: "Ellos querían a Noriega. Si él se hubiese entregado, eso no hubiese pasado". Noriega finalmente se entregó a las fuerzas estadounidenses el 3 de enero de 1990 y fue trasladado a Miami para enfrentar un juicio por cargos de narcotráfico, muriendo en prisión 27 años después.
La familia Mendoza Gómez fue una de las sobrevivientes de una de las últimas grandes intervenciones militares de Estados Unidos en la región. Su historia refleja el horror y la devastación que sufrieron los civiles panameños durante aquellos días de diciembre de 1989.











