El 2025 fue un año convulso para muchos científicos, especialmente en Estados Unidos, donde los recortes de presupuestos y empleos han dejado a muchos en una situación delicada. Sin embargo, también hubo avances prometedores en campos como la terapia génica y la computación cuántica.
Las órdenes ejecutivas del presidente Donald Trump provocaron la pérdida de miles de puestos de trabajo en agencias gubernamentales como la NASA y la NOAA. Además, se cancelaron o retuvieron miles de subvenciones para investigación relacionada con la salud, especialmente aquellas vinculadas a la diversidad, la equidad y la inclusión.
La propuesta presupuestaria de Trump para 2026 incluye enormes recortes en la financiación de la ciencia, entre ellos la reducción a la mitad del presupuesto de la Fundación Nacional de Ciencias, la principal agencia de subvenciones para la investigación científica básica. Estos recortes son una mala noticia para los esfuerzos mundiales por erradicar enfermedades y controlar el cambio climático.
A pesar de este panorama sombrío, también hubo buenas noticias en 2025. En el campo de la salud pública, se lograron avances en la terapia génica basada en CRISPR y en el tratamiento del VIH. Además, se inauguró el Observatorio Vera C. Rubin en Chile, que promete tener un impacto en casi todas las áreas de la astronomía y la astrofísica.
En el ámbito de la computación cuántica, se realizaron demostraciones prácticas de "corrección de errores cuánticos" y se anunció un algoritmo de "ecos cuánticos" 13.000 veces más rápido que una computadora clásica en la predicción de estructuras moleculares.
Sin embargo, los esfuerzos mundiales para gestionar la contaminación sufrieron grandes reveses, con la EPA de EE.UU. anunciando más de 30 medidas de desregulación y el esperado tratado para poner fin a la contaminación por plásticos viniéndose abajo.
A pesar de estos desafíos, la ciencia y la innovación siguen avanzando, aunque con dificultades, en un entorno político cada vez más hostil.
