Según varios estudios, el número ideal de vacaciones para un equilibrio mental óptimo sería 7 al año. Investigadores estadounidenses han seguido a miles de participantes durante varios años y han observado una relación directa entre la frecuencia de los viajes y la salud psicológica. Aquellos que tomaban al menos 7 períodos de descanso, ya sean fines de semana prolongados o estancias más largas, presentaban un riesgo de depresión reducido en un 30%.
Además, sus niveles de cortisol, la hormona del estrés, eran más bajos y su estado de ánimo más estable. Estas pausas recurrentes funcionan como "reinicios emocionales", permitiendo romper el ciclo de la fatiga crónica.
Las vacaciones, aunque sean breves, tienen un efecto medible en el cuerpo: reducen la presión arterial, mejoran la calidad del sueño y refuerzan la regulación emocional. Los investigadores explican que el simple cambio de entorno estimula los circuitos de recompensa del cerebro, aumentando los niveles de dopamina y serotonina, esenciales para el bienestar. La mera perspectiva de un viaje, incluso cercano, a veces es suficiente para aliviar los efectos del estrés laboral.
Contrario a la creencia de que un largo viaje anual es suficiente para recargar las energías, la investigación muestra que es más beneficioso espaciarlos en varias escapadas cortas a lo largo del año. Estos momentos interrumpen la rutina y permiten un equilibrio frecuente del ritmo circadiano, a menudo perturbado por el sobreesfuerzo. Así, una corta pausa es preferible a largos meses sin descanso, manteniendo la resiliencia mental y la productividad a largo plazo.
Partir al otro lado del mundo no es indispensable: una simple desconexión, un fin de semana en la naturaleza o unos días en una ciudad cercana ofrecen ya beneficios tangibles. Los investigadores enfatizan la importancia de la ruptura psicológica más que el entorno: disminuir la velocidad, caminar, reír y exponerse a la luz natural son acciones simples que contribuyen a la prevención del burn-out.
Estos estudios subrayan un hecho esencial: la salud mental no se cultiva únicamente con el rendimiento o el deporte, sino también con el descanso y la relajación. Las vacaciones no son un lujo, sino un recurso psicológico y biológico fundamental. A falta de esos 7 viajes anuales, instaurar pausas regulares ya resulta beneficioso, constituyendo verdaderas respiraciones en el torbellino diario.











