El año 2025 fue un período de gran dinamismo y diversidad en la literatura peruana, con la publicación de obras que abarcaron una amplia gama de géneros y temáticas. Autores consagrados y nuevas voces dialogaron con la historia, el presente y el lenguaje, dejando libros que marcaron debates, renovaron miradas y confirmaron la vitalidad de la literatura nacional.
En el terreno de la narrativa, dos obras sobresalieron por su ambición y audacia. "Preludio a los delirios de un joven pianista sin cabeza", de Stuart Flores, se erige como una de las voces jóvenes más consolidadas de la narrativa peruana. Es una convulsa distopía, poblada de personajes complejos y atormentados, donde emerge uno de los temas que más obsesionan al autor: la libertad de la vocación literaria y las escaramuzas del Poder que desea castrarla e instrumentalizarla. Por su parte, "Tierra de canes", la magnífica novela histórica de Carlos Enrique Freyre, aborda un episodio poco conocido de la conquista española en las Antillas, donde los perros utilizados por los conquistadores fueron auténticas maquinarias del exterminio encargadas de sembrar el terror en los pueblos sojuzgados.
Otras obras destacadas en el género narrativo fueron "Los restos de la piel", de Jhemy Tineo Mulatillo, una amalgama de elementos animalescos, sensuales, escatológicos y líricos; "Un animal que se deja caer", de Melanie Pérez-Arias, una extraña y melancólica historia contada con humor cálido; y "Coreografía para trenzas solas", de Teresa Ruiz Rosas, una aventura riesgosa y exigente que se formula como un fresco sobre la campaña por la independencia.
En el campo de la poesía, se destacaron obras como "Jazz profundo y otros delirios", de Jorge Nájar, una muestra del trabajo de orfebre de este poeta ascético, enfocado en la construcción de un infierno donde el poeta asume una identidad sufriente y comprometida, intrínsecamente vallejiana. Asimismo, "Una canción que no termina de salir de mi boca", de Roxana Crisólogo, y "Finis Desolatrix Veritae", de Martín Rodríguez Gaona, evidenciaron la fecunda labor de estos importantes poetas de la generación del noventa.
En el terreno del ensayo y la no ficción, sobresalieron obras como "Me gustan los atardeceres tristes", de Carmen Ollé, un brillante hibridaje que combina la crónica de la extraña muerte de una adolescente con reflexiones literarias y exploraciones de la memoria; "Mario Vargas Llosa: palabras en el mundo", de Alonso Cueto; y "Los poetas del sesenta", de Abelardo Sánchez León, que conjugó nostalgia y rigor argumentativo.
En resumen, el 2025 fue un año fructífero para la literatura peruana, con la publicación de obras que abarcaron una amplia gama de géneros y temáticas, y que confirmaron la vitalidad y el dinamismo de la escena literaria nacional.
