La esquina de avenida Mate de Luna y Ejército del Norte en Tucumán se convirtió este lunes en un escenario revelador, donde los conductores detenidos por el semáforo compartieron sus percepciones sobre cómo despiden el 2025. Lejos de las clásicas encuestas en plazas o peatonales, LA GACETA realizó un sondeo directo a los automovilistas, con una pregunta simple pero cargada de significado: si el año fuera un sabor, ¿cuál sería?
Las respuestas, breves pero sinceras, dibujaron un mosaico de sensaciones que va desde la dulzura de los logros personales hasta el amargor de las dificultades económicas y el desencanto político. Un joven padre, sin dudar, eligió "Felicidad" como el sabor del año, explicando que el nacimiento de su hija marcó su 2025 y lo tiñó de esperanza. En la misma línea, otro conductor eligió un sabor bien argentino para definir el año: "Asado", asociándolo a un balance positivo y a las tradiciones que reconfortan.
Sin embargo, no todos coincidieron con ese optimismo. El malestar económico apareció con fuerza en varias respuestas, como la de una conductora que, sin rodeos, eligió el sabor "Amargo" y apuntó directamente contra la dirigencia política y el estado de las calles. Miguel, un comerciante, definió el 2025 como "Insípido", explicando que su actividad se vio perjudicada y que siente que el rumbo económico no lo favoreció.
Más detallada fue la experiencia de Estela, una vendedora de ropa infantil con una década de trayectoria. Para ella, el sabor del año también fue amargo, ya que las ventas se desplomaron y su clientela, compuesta mayormente por familias de bajos ingresos, redujo drásticamente el consumo. "De diez prendas, hoy vendo menos de la mitad", resumió, y aunque ya está jubilada, reconoció que necesita seguir trabajando porque el ingreso no alcanza.
En contraposición, también hubo espacio para los balances positivos ligados al trabajo y la estabilidad. Gonzalo, un operario y padre de un niño de casi tres años, calificó el 2025 como un año "Dulce", ya que logró estabilidad laboral y pasó mucho tiempo con su hijo, dejando uno de los testimonios más emotivos del relevamiento.
Entre los adultos mayores, las opiniones también se dividieron. Guillermo, un jubilado de 72 años, eligió el sabor dulce, convencido de que algunas variables macroeconómicas comenzaron a ordenarse. "La inflación está bajando, en algún momento tiene que derramar", sostuvo, aunque reconoció que, en lo personal, "la va peleando".
Así, en pocos segundos y al ritmo del semáforo, la calle habló. El 2025 se va dejando sabores mezclados: dulce para quienes celebran logros personales, amargo para quienes sienten el golpe en el bolsillo e insípido para quienes no lograron encontrarle gusto a un año atravesado por incertidumbres.
