El telescopio espacial James Webb ha realizado un descubrimiento que pone en jaque la narrativa cosmológica tradicional sobre la evolución del Universo. Los astrónomos han identificado una galaxia extremadamente pobre en metales, denominada CR3, que debería no existir en la época en la que se la observa.
Según los modelos estándar, el Universo ha atravesado una secuencia ordenada de etapas, partiendo de un cosmos joven y simple, para luego enriquecerse y volverse más complejo con el paso del tiempo. Sin embargo, la galaxia CR3, observada con un corrimiento al rojo z 3.19, correspondiente a unos 2.000 millones de años después del Big Bang, presenta características que deberían ser propias de un Universo más primitivo.
El espectro de CR3 muestra una fuerte presencia de hidrógeno y helio, pero carece casi por completo de las líneas que indican la presencia de metales, es decir, elementos más pesados que el helio. Esto sugiere que esta galaxia ha tenido muy poca actividad estelar a lo largo de su historia, lo cual es sorprendente para esa época del Universo.
Además, la radiación que emite CR3 es extremadamente dura, compatible con estrellas muy jóvenes y masivas, similares a las hipotéticas estrellas de Población III, las primeras que se formaron en el Universo.
"Este descubrimiento no sería posible sin el telescopio espacial James Webb", explica el autor principal del estudio publicado en The Astrophysical Journal Letters. "A diferencia de instrumentos anteriores, el JWST está diseñado para observar en el infrarrojo, justo donde llega hoy la luz de objetos muy lejanos cuya radiación original fue emitida en ultravioleta o visible y estirada por la expansión del Universo".
El hallazgo de CR3 no contradice frontalmente la cosmología actual, pero sí revela su textura, mostrando que el Universo no avanza de manera lineal y homogénea, sino que deja rezagos y excepciones persistentes a lo largo de su evolución.
"La mejor forma de entender la galaxia CR3 no es como una anomalía, sino como un rezago, una irregularidad persistente del proceso", señala uno de los autores. "El Universo no borra su pasado de manera prolija, sino que lo superpone, lo arrastra y lo deja sobrevivir en rincones inesperados".
Este descubrimiento obliga a repensar la forma en que concebimos la evolución del cosmos, abandonando la idea de que las cosas "son" de manera estática, y entendiendo que todo "está siendo" en un proceso dinámico y heterogéneo. Lejos de ser un error, la galaxia CR3 se presenta como una huella materializada de la rugosidad inherente a la historia del Universo.











