La actualización a Windows 11 trajo consigo una nueva función llamada "Gaming Copilot", una capa de inteligencia artificial (IA) integrada en el entorno de juego. Si bien la idea suena atractiva, con promesas de ayudas, guías y mejoras de rendimiento, muchos usuarios han expresado su desconfianza y rechazo a esta integración.
El principal temor de los jugadores es la privacidad. A pesar de que Microsoft ha dado explicaciones sobre qué datos utiliza y cuáles no, el historial de desconfianza con grandes plataformas ha hecho que muchos prefieran tener un mayor control sobre sus experiencias de juego.
Para aquellos usuarios que no desean tener a la IA "rondando" mientras juegan, la opción más "limpia" es desactivar las funciones relacionadas con personalización y entrenamiento desde el propio entorno del Game Bar. Esta vía permite mantener el resto de los servicios de Windows y Xbox intactos, lo que la convierte en el punto medio ideal para quienes quieren reducir la presencia de la IA al mínimo.
Sin embargo, algunos usuarios han optado por eliminar Copilot y los servicios asociados de forma más agresiva, utilizando comandos de PowerShell en modo Administrador. Aunque este camino permite una desactivación más completa, conlleva el riesgo de desactivar también componentes del ecosistema Xbox, como el Game Bar y posiblemente funciones relacionadas con la Microsoft Store y Game Pass.
La advertencia clave es que esta vía más drástica no se trata solo de "quitar Copilot", sino de arrancar piezas del engranaje que Windows utiliza para su capa de gaming. Por lo tanto, si se utilizan servicios como Game Pass, Game Bar o Xbox, es recomendable evitar esta opción.
En resumen, el mejor consejo práctico es comenzar por limitar la privacidad y desactivar las funciones relacionadas con Copilot desde el Game Bar. Solo si esto no es suficiente, se debe considerar medidas más drásticas, teniendo en cuenta el posible impacto en otros servicios del sistema.
