En Japón, el aumento de los ataques mortales de osos ha llevado a un incremento en la demanda y el consumo de carne de este animal. Koji Suzuki, un gastrónomo y cazador, ha tenido dificultades para satisfacer la creciente solicitud de cortes a la parrilla de carne de oso en su restaurante ubicado en la ciudad montañosa de Chichibu, cerca de Tokio.
Desde que Japón sufrió un alza en los ataques protagonizados por diferentes osos, que han dejado un récord de 13 personas muertas este año, la carne de oso ha ganado popularidad en el país. Cocinada sobre una losa de piedra o en una olla caliente con verduras, esta carne proviene de los osos sacrificados para frenar las agresiones.
"Con el aumento de las noticias sobre osos, ha crecido mucho el número de clientes que quieren comer su carne", explicó Suzuki, de 71 años, a la agencia AFP. Como muestra de respeto por la vida del animal, el cocinero considera que "es mejor utilizar la carne en un restaurante como este en lugar de enterrarla".
Según los científicos, la crisis se debe al rápido crecimiento de la población de osos, combinado con la disminución de la población humana y la escasa cosecha de bellotas, lo que empuja a estas criaturas a buscar comida en otros lugares. En respuesta, el gobierno japonés ha desplegado militares y encargado a la policía antidisturbios que abatan a los osos.
Aunque lejos de ser un plato cotidiano, la carne de oso se consume desde hace mucho tiempo en los pueblos de montaña de Japón. Ahora, el gobierno espera que su consumo se convierta en una fuente de ingresos para las comunidades rurales, y ha destinado 118 millones de dólares en subvenciones para controlar las poblaciones de osos y promover su uso sostenible.
Algunos restaurantes, como el de Katsuhiko Kakuta en Aomori, una de las regiones más afectadas, han visto cómo su oferta de carne de oso se agota rápidamente. Incluso en un restaurante francés en Sapporo, el chef Kiyoshi Fujimoto ofrece un plato que incluye un consomé de oso.
Sin embargo, gran parte de la carne de oso se desperdicia debido a la escasez de instalaciones de procesamiento aprobadas por el gobierno. Japón cuenta con 826 mataderos, pero solo unos pocos están en las prefecturas del norte, las más afectadas por los ataques. Establecimientos como el de Kakuta han tenido que desarrollar su propia infraestructura para aprovechar este recurso que, de otro modo, se tiraría a la basura.
