La exploración espacial se prepara para un año decisivo en 2026. Tras un período marcado por pruebas tecnológicas, misiones robóticas y el regreso sostenido de astronautas a la órbita baja, este año aparece como un punto de inflexión en el que varios programas largamente planificados convergen.
El calendario incluye el retorno de humanos a las inmediaciones de la Luna, avances críticos en cohetes de gran capacidad, nuevas misiones a la Estación Espacial Internacional y una expansión del protagonismo de empresas privadas y agencias fuera del eje tradicional. La magnitud de los planes refleja un cambio de escala en la exploración espacial, donde la cooperación internacional, la industria privada y los objetivos científicos se entrelazan como nunca antes.
Uno de los eventos más esperados será la misión Artemis II, el primer vuelo tripulado de la NASA cerca de la Luna desde el final del programa Apolo en la década de 1970. Cuatro astronautas viajarán a bordo de la cápsula Orión impulsada por el cohete Space Launch System, con el objetivo de probar sistemas críticos para futuras misiones lunares.
En paralelo, SpaceX ocupará un rol central en este nuevo escenario. La empresa planea presentar en 2026 una nueva versión de su megacohete Starship, conocida como V3, que apunta a convertirse en la primera versión capaz de alcanzar la órbita y demostrar el reabastecimiento de combustible en pleno vuelo, una tecnología clave para misiones de larga distancia.
La actividad lunar no se limitará a vuelos tripulados. La NASA prevé una serie de alunizajes robóticos adicionales bajo contratos con empresas estadounidenses, con el objetivo de recolectar datos científicos, probar tecnologías y preparar el terreno para operaciones humanas sostenidas.
Más allá de la Luna, el impulso exploratorio de 2026 también incluye misiones a Marte y la observación del Sol. China proyecta el lanzamiento de la misión Chang'e-7 hacia el polo sur lunar, mientras Japón ampliará su presencia con la misión MMX, diseñada para explorar y recolectar muestras de las lunas de Marte.
En tanto, la Agencia Espacial Europea prepara el lanzamiento de PLATO, un satélite con 26 cámaras destinado a observar más de 200.000 estrellas y detectar exoplanetas con condiciones similares a las de la Tierra. La misión Aditya-L1 de la India, por su parte, operará desde una órbita de halo a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra para observar el Sol de forma continua.
El protagonismo del sector privado también se reflejará en los vuelos suborbitales. Blue Origin, la compañía de Jeff Bezos, planea ampliar las operaciones de sus cohetes New Shepard y New Glenn, mientras avanza en certificaciones para misiones de seguridad nacional.
En conjunto, el panorama de 2026 revela una exploración espacial más diversa, colaborativa y ambiciosa. El regreso humano a la Luna, los avances hacia Marte, la expansión de misiones robóticas y la participación creciente de actores privados configuran un escenario en el que el espacio deja de ser un territorio exclusivo. Más allá de los hitos técnicos, el próximo año promete redefinir el alcance y el sentido de la aventura espacial humana.












